La ciudad de la moda, la de la última Cena de Leonardo, la de dos de los equipos de fútbol más respetados del mundo, la del inmenso Duomo, la de los aperitivos vespertinos… Milán, fundada por los celtas, sigue siendo una de las ciudades más europeas de Italia. Merece la pena perderse, al menos, tres días en ella.

 

Texto: Txusa Karra
Fotografías: Manuel Moraga.

 

Ya con la conquista de los romanos en el año 200 a.C. Milán se convirtió en un importante centro comercial, tradición que se ha conservado hasta nuestros días con la moda. Por cualquier calle que nos paseemos del centro de Milán la moda y el diseño están presentes.

También Milán fue un importante centro religioso a raíz del Edicto de Milán firmado por el emperador Constantino en el año 313, por el que se establecía la libertad religiosa en todo el territorio romano. En torno a estos dos ejes puede transcurrir nuestra vista a Milán, la moda, las comprar y la impronta del arte religioso.

 

Galería Vittorio Emanuelle II

Galería Vittorio Emanuelle II

Primer día: Il Duomo y alrededores

Milán es una ciudad de paseo fácil, por lo tanto pongámonos un zapato cómodo, nuestra cámara de fotos y a pasear. Como primera visita recomiendo la Piazza del Duomo grandiosa y espectacular. El Duomo es la tercera catedral más grande del mundo después de San Pedro en Roma y la Catedral de Sevilla. Para mi gusto es más sorprendente por fuera que por dentro. La construcción de la catedral comienza en el siglo XIV y se termina en el siglo XIX. , Son de gran belleza sus vidrieras y sus puertas: admire los cientos de detalles que contienen.
Pero si hay algo que no pueden perderse es la visita a los tejados de la catedral, los que tengan vértigo pueden subir perfectamente pues uno se siente arropado allí arriba. Se puede subir andando o en ascensor para dar un paseo entre arbotantes, gárgolas y pináculos y, por supuesto, tener una espléndida vista de la ciudad.

Sin salir de la plaza podemos aprovechar la visita a las Galerías de Vittorio Emanuele II, que fueron construidas con el fin de comunicar la Piazza del Duomo con la Piazza de la Scala. Aquí podemos visitar la Scala, una meca para los amantes del belle canto. Si no queremos ver una función también se puede visitar a diario. Por cierto, en las galerías se encuentra el famoso café Zucca  de estilo modernista, lugar visitado por Verdi y Toscanini situado en un antiguo campanario. Aquí se inventó la bebida Campari.
Después de tomarnos un descanso podemos reanudar nuestro paseo. Todas las calles alrededor de la Piazza del Duomo están llenas de tiendas de moda, no muy diferentes a las que nos encontramos en otras ciudades europeas. A las espaldas del Duomo podemos visitar la Galería Ambrosiana donde nos espera la colección Borromeo junto a obras de Tizziano y Caravaggio entre otros.

Por la tarde podemos tomar el típico aperitivo milanés en cualquiera de los muchos bares, restaurantes y hoteles que lo ofrecen. El aperitivo es un tradición milanesa que a partir de las siete de la tarde y por un precio cerrado tomas una bebida y un buffet libre, los hay desde los más populares a los más sofisticados como el del hotel Carlton 20 €.

 

Por los tejados del Duomo

Por los tejados del Duomo

Segundo día: historia y arte

El segundo día podemos iniciar el paseo por el Castillo Sforzesco, cuya primera construcción data de 1368 siendo una fortaleza de la familia Visconti. A lo largo de la historia ha pasado por diferentes periodos, desde albergar a una de la cortes más sobresalientes del Renacimiento Italiano donde trabajaron Bramante y da Vinci, hasta su abandono. En el año 1893, gracias al arquitecto Luca Beltrani, se restaura y se convierte en un museo. Vale la pena visitarlo, contiene diferentes salas con temáticas diversas: Egipto, pintura, música, objetos decorativos… Es interesante visitar La Sala delle Asse decorada por Leonardo da Vinci y la Pietá de Rondanini obra inacabada de Miguel Ángel, se dice que trabajó en ella seis días antes de morirse.

A la salida podemos pasearnos por el parque Sempione donde se encuentra un impresionante anfiteatro de estilo neoclásico “Arena Civica”, en cuya inauguración estuvo presente Napoleón. Al fondo del parque el Arco de la Paz construido para celebrar las victorias de Napoleón, pero con su caída el arco se transforma en una alegoría a la entrada de Víctor Manuel tras la unificación de Italia. Desde aquí nos podemos dirigir a la Iglesia de Santa María delle Grazie en su refectorio se alberga el cuadro de “La Última Cena” de Leonardo da Vinci, hay que sacar las entradas con antelación y por internet.

La iglesia de estilo gótico lombardo atribuida Bramante cuenta con una bóveda espectacular, una de las obras más significativas de este estilo. En el luneto de la puerta principal hay una pintura de Leonardo que representa a la Virgen acompañada de Ludovico y  su esposa Beatriz. En la antigua sacristía hay una colección de los bocetos de Leonardo con una reproducción virtual de los mismos, muy interesante pues nos ayuda a comprender la grandiosidad del maestro. Esta obra se encontraba en Paris y ha sido devuelta a Milán como correspondía.

La tarde la podemos dedicar a recorrer las calles donde se encuentran las tiendas de moda y joyas más emblemáticas, entre la vía  Manzani y el corso Vittorio Emmanule II, Piazza Santa Babila, Corso Venezia.

 

Detalle del La Fiumana, de Giuseppe Pelliza da Volpedo

Detalle del La Fiumana, de Giuseppe Pelliza da Volpedo (Pinacoteca de Brera)

Tercer día: un poco de todo
El tercer día por la mañana podemos desayunar en uno de los cafés emblemáticos de esta ciudad, el mencionado Café Zucca, el Café Cova en la Vía Montenapoleoneo o el Taveggia Vía Visconti di Madrone.

Si es sábado podemos visitar alguno de los mercados tradicionales de Milán como el Mercado de la Dársena del Viale   d’Annunzio, la Feria de Senigallia o el del Viale Papiniano. El tercer sábado de cada mes se monta un mercado de antigüedades, joyas y libros en Vía Madonnina.

Otra alternativa es visitar la  Pinacoteca de Brera que contiene una de las mejores colecciones de pintura de Italia. O visitar las iglesias de San Ambrogio, patrón de la ciudad, construida alrededor del 379 sobre un antiguo cementerio cristiano y que sufrió diversas modificaciones a lo largo de los siglos. Conserva un magnifico mosaico en el ábside del siglo IV. El interior es de estilo románico lombardo. Otra iglesia próxima es San Lorenzo alle Colonne, también construido en el siglo IV, que conserva mosaicos del siglo V.

Ambas iglesias son un magnífico ejemplo de arte paleocristiano aunque con las obligadas restauraciones posteriores. No muy lejos de aquí en la Piazza XXIV de Maggio se encuentra el Caffé Viarenna, un lugar apto para desayunar, comer, sus croissants excelentes y sus pizzas también. Un sitio no pretencioso pero agradable.

Y aunque nos queda mucho por recorrer creo que en tres días podemos tener una visión aproximada de la ciudad de Milán, aunque daría para más.

 

Más información:

www.turismo.milano.it

Guía recomendada:

“Milán y los lagos”. Ed. El País Aguilar (guías visuales)

Leonardo Da Vinci, todo un símbolo en Milán

Leonardo Da Vinci, todo un símbolo en Milán