Como ocurre en el arte, la genialidad aparece en lo inesperado, en aquello que es capaz de sorprendernos más allá del oficio por muy impecable que éste sea. En Bodegas Atalaya se propusieron algo aparentemente muy complicado e impensable hace unas décadas: crear con la garnacha tintorera un vino digno de la primera división de los vinos distinguidos. Alaya Tierra (DO Almansa) es el feliz resultado. No hay varitas mágicas: las claves han sido el tesón y el talento del mago Miguel Gil.

Texto: Manuel Moraga
Fotografías: Bodega Atalaya

Comencemos señalando que consumidores de todo el mundo a través de la aplicación móvil Vivino han decidido que Alaya Tierra fue el mejor vino de España en 2015 por debajo de los 50 dólares. Algo tendrá este vino cuando lo bendicen así.

La bodega Atalaya se encuentra a 3 km de Almansa. Esta zona se encuentra en un enclave muy peculiar porque siendo meseta tiene muy cerca el Mediterráneo y lógicamente recibe su influencia. Aun así, a pesar de esa cercanía, los viñedos están a unos 1.000 metros de altitud, lo cual también imprime carácter a este vino.

La variedad, como decimos, es garnacha tintorera 100%, la única cuyo mosto es oscuro. De hecho tradicionalmente se utilizaba esta uva para dar color y estructura a otros vinos. Y otro elemento importante es que la una procede de viñedos muy viejos: “Desgraciadamente los viñedos de garnacha tintorera venían siendo arrancados porque dejaban de producir uva en cantidad, que era lo que se buscaba en la zona tradicionalmente para la venta a granel del vino. Por eso fue muy difícil encontrar un viñedo que realmente mereciera la pena para hacer este vino tan particular –comenta Miguel Gil, enólogo y propietario de Bodegas Atalaya-, pero finalmente encontramos uno, rodeado de pinares, y entendimos que cumplía todas las premisas que considerábamos necesarias para conseguir  nuestro objetivo”.
alaya-tierra-sin-anadaEse viñedo está en un terreno arenoso, bastante suelto pero con algo de arcillay sobre todo que soporta perfectamente la maduración extrema, que es lo que se busca aquí, y nos permite vendimiar prácticamente a finales de octubre, que es algo poco habitual en la garnacha tintorera, ya que esta variedad suele estar vendimiada a mediados de septiembre”.

Al tratarse de viñedos viejos, éstos autorregulan su producción. El grano es pequeño, así que la proporción hollejo con respecto al mosto es bastante alta., lo que significa micha concentración  potencial. La vendimia es manual y  se intenta siempre mantener la uva en perfectas condiciones, sin que se deteriore, y hay que tener en cuenta que esta variedad se rompe con mucha facilidad, así que el mimo es extremo, tanto en la vendimia como en los procesos de elaboración. En éstos, el enólogo procura medir mucho la aportación del hollejo con la finalidad de: “mantener el carácter varietal y respetar la identidad de la uva al máximo en todo el proceso. Se trata de obtener un vino que identifique totalmente a la variedad, y para eso hay que tratar de no estropear lo que se ha hecho en el viñedo. En bodega tenemos que hacer lo justo para sacar el carácter varietal sin abusar de determinados procesos para que el exceso de potencia de la piel (taninos y otros componentes) no se transmitan al vino de forma negativa”.

Con ese exquisito cuidado el mosto macera y hace la primera fermentación en pequeños depósitos de acero inoxidable. La fermentación maloláctica y la crianza se hace en barricas nuevas de roble francés y algo de americano,  donde Alaya Tierra  reposa durante 15 meses.

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Como suelen decir en el gremio, la tintorera es una variedad que hay que domar “por eso nos costó tantos años para llegar a conseguir lo que nosotros entendíamos que merecía la pena hacer llegar al consumidos”, apostilla Miguel Gil. Alaya Tierra es, por tanto, un ejemplo de I+D. Una apuesta personal que no se entiende sin un gran componente de pasión hacia el vino: “Para nosotros no era un reto sencillo. Hemos estado siete años trabajando en este proyecto, invirtiendo trabajo y dinero sin recibir nada, hasta que la final hemos logrado sacar algo que entendíamos que podía mostrar el potencial de la variedad, que es muy diferente al potencial de otras variedades. Es la única variedad que conozco que tiene color y en mosto y además tiene una intensidad aromática bestial. Convertir esos vinos en algo amable es lo que nos ha hecho estar tantos años trabajando. Pero creo que finalmente hemos conseguido meter en la botella un vino absolutamente diferente del resto de los vinos que te puedes encontrar en el mercado”.

Y realmente es muy diferente. Desde hace algún tiempo ya se viene trabajando con la tintorera –sobre todo en el sureste peninsular- desde otra perspectiva a la tradicional y poco a poco vamos viendo los frutos de esa investigación. Alaya Tierra es seguramente uno de los mejores ejemplos de cómo el trabajo bien hecho, aplicando ciencia e intuición, puede abrir nuevas posibilidades a los amantes del vino: “es un vino que diseñamos para que se conociera esta variedad en su máxima expresión posible. Lo de ‘diseñamos’ entre comillas, porque realmente lo que hacemos es tener el máximo respeto a la variedad. Por eso sirve muy bien para las catas de aprendizaje, para diferenciar qué da una variedad respecto de otra”.

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Nuestra experiencia de cata

Ya la vista nos dice que se trata de un vino muy peculiar. Es opaco y denso. Los aromas con intensos y compotados. La madera aporta elegantes notas especiadas que matizan muy bien a la exuberancia de la fruta. En boca tiene mucho cuerpo y es muy persistente, pero que nadie se equivoque porque también es muy amable y con un grado de frescor que le hace tener muy buen paso. En realidad estamos ante un vino muy complejo que invita a la introversión. Igual que otros vinos parecen diseñados para disfrutarlos en un segundo plano mientras se disfruta de una conversación, éste nos lleva al recogimiento, nos acapara toda la atención precisamente por esa complejidad. Por eso es difícil expresar en pocas palabras lo que sugiere este vino, porque realmente no para de hablarnos. Podríamos señalar la fruta negra, pero también la roja, o el lácteo tipo yogur, o la madera fina, o la estructura, o la mineralidad caliza, o su punto justo de acidez…  pero todo es profundo. No hay  matices superficiales.

Los aficionados al flamenco hablamos de jondura cuando el artista es capaz de expresar esa profundidad en el cante, la guitarra o el baile. Federico García Lorca los expresó perfectamente cuando hablaba de los soníos negros en el flamenco. Pues a mi modo de ver, este vino participa de esos soníos negros, que no dejan de ser una metáfora del alma. Y Alaya Tierra tiene alma, tiene soul, que dirían los negros norteamericanos: el alma de la variedad y del terroir. Por eso, puede gustar o no, pero lo que es seguro es que no deja indiferente a nadie. Por todo ello, coincidimos con los usuarios de la aplicación Vivino en que Alaya Tierra de uno de los mejores vinos de España

¡Salud!

http://bodegasatalaya.es/

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El equipo de recreatuviaje.com realiza la sección ‘De Vinos’ en el programa ‘Degustar España’ dirigido por Paloma Zuriaga en Radio 5 Todo Noticias (Radio Nacional de España) los sábados de 12:05 a 12:30.

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