Comer como Dios a precio de franciscano: cocina de auténticos gourmets por menos de 10 euros.

En plena naturaleza, a las puertas de la Sierra de la Culebra y muy cerca del lago de Sanabria se encuentra el restaurante El 22, una iniciativa original y muy sorprendente en muchos aspectos. De entrada, destaca el entorno en que se ubica, en la comarca de la Carballeda con el paisaje del campo abierto y la montaña zamorana en segundo término: un espacio ideal para relajarse y para el disfrute antes y después de la comida. En segundo lugar, las exquisitas propuestas culinarias de Ivar Martín, cocinera de nueva generación, pero con mucha experiencia en sus manos. Sorprenden también -y mucho-, los precios de los menús. Y, por encima de todo, destaca también la amabilidad del servicio y la relación especial que se establece entre los responsables de restaurante y su clientela.

 

Vayamos por partes. El 22 se abrió en verano de 2009. El edificio estaba ya construido y los propietarios de El 22 decidieron potenciar el aire de casa de campo respetando las maderas que revisten el interior, decorando las ventanas con visillos o teniendo como fuente de calor principal una estufa de leña. El resultado es un ambiente acogedor que después se ve confirmado con el trato que reciben los comensales. Estamos en un restaurante pequeño y muy familiar. Está atendido únicamente por Ivar Martín en la cocina y por Daniel Arroyo en la sala. Sala que consta solo de 6 mesas: “Comidas, las justas para hacerlo bien y para que la gente se sienta cómoda; para nosotros es muy importante la proximidad con el cliente”, nos comenta Ivar Martín.

Sus clientes más habituales, los de diario, son trabajadores que comen fuera de casa y viajantes. Pensando en ellos confeccionan un menú semanal basado en gran medida en la estacionalidad “con nuestra huerta y también con todos los recursos que nos ofrecen proveedores de la zona”. El 22 tiene una carta y un menú degustación que cambia cada mes. La carta es corta porque sobre todo trabajan el menú, al que dan mucha más rotación “y siempre con una visión del menú bastante saludable”, subraya Ivar.

 

“Nos gusta cuidar mucho estos pequeños detalles, porque en ellos es donde se ve el alma de un restaurante”

 

 

La salud es un valor muy tenido en cuenta por sus clientes, que son fundamentalmente jóvenes: andan en torno a la treintena: “al principio preparaba muchos postres, pero tuve que ir reduciéndolos porque la gente se cuida mucho. Ahora ofrecemos postres más saludables, como queso fresco que mezclamos yogur con frutas secas, brochetas de frutas, utilizamos para postres leches diferentes a la de vaca, como leche de avena, leche natural de cabra, de almendra, de coco… Por ejemplo, esta semana tenemos yogur con caquis: caquis ya muy maduros que dejamos aplastaditos sobre el yogur y con unos copos de avena. Este tipo de postres son muy bien recibidos por los clientes”.

Creatividad

La creatividad es, desde luego, uno de los rasgos diferenciadores de esta casa. No es que sea “cocina creativa” en el sentido que ha adquirido esta expresión en los últimos tiempos, sino cocina con originalidad. De hecho, Ivar Martín define su trabajo como “cocina creativa de base clásica”. Y esa creatividad no solo se refleja en las elaboraciones –que también- sino que empieza por la misma confección y movimiento de la carta y los menús: “tenemos un grupo de personas que vienen todos los días, y un aspecto de la cocina que me parece muy importante es mantener la sorpresa y la expectativa de cambio, porque hasta de lo bueno se termina uno aburriendo. Y, por ejemplo, un día en Navidades no les dejo yo escoger, sino que les saco yo de la cocina”.

 

 

“Hacemos cocina creativa de base clásica”

 

El menú ofrece una variedad de elección de 4 primeros y 4 segundos, donde hay opciones tanto para quienes gustan más de la cocina moderna como para quienes tienen el paladar más clásico. En este equilibro encontramos desde el cocido o guisos típicos de cuchara o planteamientos más actuales como el Pollo con costra crujiente de cereales y guarnición de verdura.

Proceso y proximidad.

Y además de cambiar el menú semanalmente, un aspecto que cuidan mucho en El 22 es la forma de presentar ese menú: cada semana elaboran una hoja a modo de carta donde encontramos incluso algunos ejemplos de productos crudos, como las alubias riojanas o caparrones que vemos junto al nombre del plato. De esta forma, el comensal puede apreciar el plato desde antes incluso de su elaboración. Y otra idea que desarrollan en El 22 es captar fotografías del cocinado de los platos para que también el cliente pueda ser testigo del proceso de elaboración, ya que en ese transcurso los productos sufren cambios, por ejemplo, en el color: “la mitad de esta alubia es roja cuando la ves en crudo, al natural, pero una vez que se sumerge en agua se vuelve morada, y ver todas las alubias moradas y blancas, con el pimiento verde y la zanahoria naranja es una verdadera explosión de colores que resulta preciosa”.

También esas hojas de menús informan de si el plato es vegetariano, si es especialmente saludable o si es cocina de proximidad: “No hacemos cocina exclusivamente de kilómetro cero, pero sí queremos mostrar los productos locales y contribuir también así al mantenimiento de la economía de la comarca”.

 

“Para nosotros es muy importante la proximidad con el cliente”

 

Entre los platos que han formado parte de esos menús: Ensalada de Bulgur con verduras, Milhojas de morcilla puré de patata y piquillo, Espárragos con vinagreta de temporada de mandarina y mayonesa de chile dulce, coliflor gratinada con queso de cabra, Bacalao rebozado con piperada de temporada, vasito de yogur con miel y frutos secos, Queso fresco con dulce de manzana, Tartaleta de crema pastelera y frutos secos, Crema de calabaza con nube de queso de cabra, Granizado de sandía y yerbabuena, etc.

 

 

Comer de lujo a precio de ganga

 

Decíamos que sorprende los precios de esta cocina artesanal y sincera que hacen en El 22, y es que realmente es muy difícil encontrar una relación calidad/precio tan alta como en este restaurante. Por menos de 10 euros uno puede acceder a una cocina de auténticos gourmets. Hemos de tener en cuenta de que en El 22 se realizan toda clase de elaboraciones. Por ejemplo, el cabello de ángel, el dulce de manzana, etc., todo lo hace Ivar de forma natural, sin conservantes y controlando la cantidad de azúcar para conseguir elaboraciones lo más saludables posible: “para lograr este cabello de Ángel –explica Ivar- hemos cocinado la calabaza a fuego de leña en una chimenea. A nosotros nos encanta y pensamos que es una suerte poder controlar el producto desde el principio hasta el final. Nos gusta cuidar mucho estos pequeños detalles, porque en ellos es donde se ve el alma de un restaurante”.

 

Talleres de cocina

 

También en El 22 se organizan cursos de cocina para grupos muy reducidos: “Siguiendo la misma línea de no dar muchas comidas en cada servicio para tener proximidad con el cliente, en los talleres procuramos hacer lo mismo: grupos muy reducidos de 4 a 6 personas como máximo para que disfrute la gente y disfrutemos también nosotros, porque no solo queremos la experiencia de aprender a cocinar, sino también la de pasar un buen rato, conocer a gente y que haya tiempo de preguntar, de ensayo-error, etc.”.

Libelus Estudio de Encuadernación Artística

Hablábamos de la vocación artesana de Ivar en la cocina y no es una afirmación gratuita porque en sus ratos libres, su espíritu creativo e inquieto se dedica a encuadernar libros en su taller “Libelus Estudio Encuadernación Artística” que tiene montado junto al restaurante: “Cuando termino de recoger la cocina me meto en el taller y allí se me pasan las horas”. De hecho, Ivar Martín estudió encuadernación en la Escuela de Artes y Oficios de Salamanca “y es una pasión, además de un negocio paralelo”, afirma orgullosa Ivar.

En Libelus, Ivar hace restauraciones de libros, álbumes, etc,, además de crear sus propias encuadernaciones como obras únicas: como buena artesana, huye del trabajo en serie “a no ser que sean pequeñas tirada como hemos hecho con un recetario para la Diputación de Zamora, por ejemplo”. Libros de bodas, libros de firmas, regalos de empresas, encuadernaciones de lujo para bibliófilos, etc., son los trabajos más frecuentes que le llegan al taller.

Restaurante El 22

Sierra de la Culebra
Cruce Villardeciervos- N-631 ZA-912,
49337 Zamora, España

Tel. 980 652 063
E-mail: 22elrestaurante@gmail.com
Facebook:
www.facebook.com/groups/197059313656251/
‘http://www.facebook.com/pages/EL-22-Restaurante-Bar/202848586394208

Libelus Estudio de Encuadernación Artística

libelusestudio@hotmail.es
615 283 553 y 600 297 501

Facebook
facebook.com/libelusestudio.encuadernacionartistica’

Alrededores:
Muelas de los Caballeros.
Arquitectura rural muy bien conservada

Santa Cruz de los Cuérragos. Pueblo totalmente rehabilitado pero que ha sabido conservar perfectamente la arquitectura popular de la Sierra de la Culebra.

Mombuey, con su torre atribuida a los caballeros templario de estilo románico avanzado. Tiene mucha fama su semana santa y sus gigantes y cabezudos. Y en la panadería El Pan Nuestro hacen un pan exquisito. Imperdonable no probarlo.

Restaurante El Empalme, en Ríonegro del Puente. La exquisita sensibilidad de Elías y Gloria se refleja en sus guisos a base de setas y en los postres. Y para amantes de la carne, nadie como ellos para trabajar el vacuno de Aliste.