Unas de las razones que justifica un viaje a Nápoles y a la región de Campania en el sur de Italia es Pompeya, esa ciudad enterrada en cenizas por la incontinencia e ira del Vesubio en el año 79 dc.Y de hecho, cuando llegamos a Nápoles lo primero que buscamos en el horizonte es la silueta del volcán, que enseguida nos sirve de referencia y que parece vigilarnos amenazante, esperando algún día volver a emerger desatando su rabia sobre la bahía de Nápoles.

Texto y fotografías: Kiko Martínez
El descubrimiento de Pompeya nos ha permitido conocer mucho mejor las costumbres y los hábitos de sus gentes. Impresiona ver el buen estado que se conserva la ciudad con su foro, sus teatros, sus templos, sus casas, sus calzadas, sus restaurantes, su anfiteatro, sus termas, sus comercios, sus burdeles… Da la sensación como si el tiempo se hubiese parado para enseñarnos a las generaciones presentes el modo de vida de una cultura que nos preparó el camino para el progreso y que ha llegado hasta nuestros días sin a penas cambios y con una herencia que reconocemos en Pompeya a cada paso que damos. Esta impresionante ciudad nos demuestra lo poco que hemos cambiado en estos veinte siglos y que nos movemos por las mismas pasiones que antaño descubrieron y desarrollaron nuestros abuelos los romanos.

                            Anfiteatro

El legado de España a la arqueología moderna

En un estudio realizado por Manuel Danvila a finales del XIX recogiendo correspondencia variada de la época concluye que los primeros directores de las excavaciones de Pompeya y del resto de las ruinas de la zona fueron españoles bajo el reinado de Carlos III, gran aficionado a las bellas artes. Consideradas las excavaciones como una empresa nacional, se confió su dirección á D. Roque Joaquín de Alcubierre, ingeniero español, el cual tenía a sus órdenes á D. Carlos Weber, de nacionalidad suiza, que falleció en 1764, y fue sustituido por el ingeniero español D. Francisco la Vega.

En el cartulario de Tanucci (primer cónsul de Estado en el reino de Nápoles) comprueba, que el interés por el adelanto de dichas excavaciones se mantuvo mientras fue rey de España, pues en las cartas que semanalmente le escribía acerca de todos los graves asuntos de Estado, dedicaba su último párrafo á enumerar los objetos encontrados, detallando hasta sus dimensiones, sosteniendo con el rey respetuosa discusión respecto de su valor artístico, y diciéndole en carta de 16 de Diciembre dé 1760 : « Bendigo la misericordia de Dios, que entre el cúmulo de los importantísimos negocios de esa gran monarquía, concede á V. NI. fuerzas y gusto para enterarse de estas pequeñeces nuestras».

España -que envió á Italia sus tesoros y sus soldados para conquistar el reino de las dos Sicilias en beneficio del infante D. Carlos de Borbón- puede envanecerse del amor que este infante sintió por las bellas artes, hasta el extremo de destinar en su palacio una gran sala abovedada y llena de armarios para guardar y conservar todas las antigüedades que se descubrían en la casi insepulta ciudad de Herculanum. Gracias a este afán, ha legado a la posteridad un monumento de ilustración y cultura, demostrándose al propio tiempo que la ciencia española no andaba por entonces tan atrasada como algunos han supuesto.

                           Calle de Pompeya con paso de cebra

POMPEYA

Cuando fuimos nosotros coincidió con la semana de la cultura y nos salió gratis, excepto la audioguía que es imprescindible, y que cuesta 6 euros. Cuando entre en la ciudad lo primero que tiene que olvidar es el tiempo que vaya a estar, pues pasa volando y cuando quiera darse cuenta ya llevará 4 ó 5 horas y todavía se quedará con ganas de ver más.

A Pompeya se accede a través de un túnel bajo el recinto amurallado de la ciudad. A continuación nada más subir la cuesta ya comienza uno darse cuenta de la dimensión de la ciudad: a la izquierda nos encontraremos con el Templo de Apolo el lugar más importante de culto y a la derecha la Basílica utilizada para actividades jurídicas desarrolladas por los magistrados, abogados y otros funcionarios públicos. También era el lugar donde los comerciantes cerraban sus tratos y donde se realizaban los juicios.

Seguidamente nos encontramos con el Foro, centro de la vida civil, religiosa y comercial de la ciudad. Junto al Foro, el Templo de Júpiter, y el Mercado, el Templo de los Lares y el Templo de Vespasiano. A partir de aquí ya accedemos a la urbe a través de la calle principal, la vía de la Abundancia, y a ambos lados de esta calle transcurría la vida cotidiana de la ciudad con casas y calles que se cruzan, con comercios, talleres, termopolios (Tabernas de comida caliente, etc., es decir como la gran vía de cualquier ciudad moderna. Nos sorprende que tenían una especie de pasos de cebra elevados para poder pasar los días de lluvia, además ya utilizaban los graffitis como método publicitario o propagandístico o simplemente para comunicar cualquier ocurrencia del escribiente.

                           Costa Amalfitana

Las casas

Los edificios representan una transición desde el estilo griego puro a los métodos de construcción del Imperio romano, que han sido de gran importancia en el estudio de la arquitectura romana. Las villas más importantes que hay que ver son la villa de los Misterios, la casa del Fauno que es la más grande, la casa de los Vetti (que estaba en obras y no pudimos visitarlo) y la casa de Meneandro.

Los restos hallados tanto de edificaciones como de objetos han permitido reconstruir muchos aspectos del pasado. Sus casas estaban adornadas con frescos y mosaicos. Se han hallado habitaciones con sus suelos y paredes decoradas en perfecto estado. Todos los tesoros, esculturas, pinturas se hallan en el Museo Nacional de Arqueología de Nápoles de obligada visita para tener una visión completa de Pompeya.

Las viviendas están pensadas hacia dentro, sin ventanas, la luz y el aire entran a través de dos áreas centrales entorno a las que se sitúan las demás estancias, estas áreas son: el atrio (que tiene abierta la parte central del techo, el impluvium, por donde entra la luz y el agua de lluvia, que se recoge en una pila o compluvium.), y el peristilo, era un jardín porticado, generalmente de dos pisos, sostenido por columnas, a veces tiene una fuente o pilas de agua.

Por lo general son de una sola altura, y cada espacio esta dedicado a un solo uso ya sea comer (triclinium), dormir (cubiculum), reunirse (tablinum),

En la ciudad había varios edificios para el ocio como son el Teatro Grande y el Teatro Pequeño, ubicados cerca del Cuartel de los Gladiadores, edificios inspirados en la arquitectura griega. Sin duda, la mayor de estas construcciones es el antiguo Anfiteatro del año 80 a.C., con capacidad para 20 mil espectadores. Es una colosal construcción de forma ovalada usado como escenario de contiendas deportivas.

                         Duomo de Amalfi

El Lupanar

Prostíbulo de dos plantas. El piso superior, era reservado para los clientes más ricos. Las camas de piedra estaban cubiertas con colchones de paja y cada habitación contaba con un fresco erótico y con nombres labrados en sus paredes seguramente de las prostitutas y sus clientes.

Las Termas

Eran los lugares donde se reunían para descansar, relajarse y charlar. Todos tenían acceso a ellos y solían usarlos diariamente. Pasaban por tres habitaciones. La primera era el frigidarium (cuarto frío), luego al tepidarium (cuarto templado) para terminar en el calidarium (cuarto caliente). Estos cuartos eran calentados por medio de un horno central que caldeaba el agua que se bombeaba a las piscinas. También llevaba aire caliente a los cuartos por medio de rendijas en las paredes y en el suelo. Completaban el baño con masajes de aceites y ejercicios en patios. Las secciones para hombre y mujeres estaban separadas

Las victimas

La erupción arrojó ceniza caliente, piedras y carbonilla sobre la ciudad de Pompeya, que quedó cubierta por una capa de 4 mts. de espesor para algunos y otros mencionan hasta 7 mts. La mayoría de los habitantes escaparon a la erupción, llevándose sus efectos personales, pero los que no tuvieron esta suerte perecieron a causa de los gases tóxicos y quedaron cubiertos rápidamente por las cenizas. Los moldes de sus cuerpos se pueden ver gracias a una técnica que consiste en coger el volumen y la forma de los mismos pegando yeso lí¬quido en los espacios dejados en la capa de cenizas por la descomposición de la carne; así se conservan las siluetas, seguramente es una de las imágenes que más impresiona al visitante.

NÁPOLES

La vida en Nápoles a primera vista resulta caótica, no existe ningún patrón de comportamiento, la gente se conduce de una manera intuitiva, sin normas, sin reglas, sin código de circulación, las calles son un bullicio de gentes que se mueven de un lugar a otro, de arriba abajo, como pollos sin cabeza: pareciera que el Vesubio estuviera a punto de estallar y sus gentes no supiesen muy bien dónde ir, resignados a su fatal destino de convivir con la camorra napolitana o ser engullidos por el monstruo que tarde o temprano despertará.

Recomendaciones en Nápoles

Como ya he comentado para conocer mejor Pompeya hay que visitar el museo arqueológico de Nápoles no solamente para ver los objetos arqueológicos de Pompeya, Herculano o Stabia, sino también para disfrutar de la colección Farnesio: con su Hércules, con el espectacular Suplicio de Dirce o Toro Farnesio, ver el Salón de la Meridiana con su Atlas Farnese o disfrutar de la numerosa colección de esculturas y bustos de emperadores romanos, dioses y diosas o los sabios en las diversas ciencias del mundo griego y romano que siempre vimos en los libros del colegio.

Recorrer la vía Toledo para descubrir más tarde la Galería Humberto I. Muy importante aparte de visitar ruinas, iglesias, fortalezas y museos, es callejear por sus calles abandonadas y descuidadas en exceso: a veces hasta la náusea. Adentrarse por quartieri spagnol es toda una aventura en la que la anarquía se hace carne por estas callejuelas; comer en cualquier trattoria esas inmensas pizzas de 600 gramos o un kilo por cuatro perras. Comprar cualquier souvenir inservible y absurdo es todo un dilema. En fin, que casi resulta increíble que en pleno siglo XXI esta ciudad forme parte de Europa: es otro mundo pero justamente por eso es una ciudad de obligada visita.

                           Entrada Pompeya

Otros Lugares de interés

Resulta interesante visitar al norte de Nápoles El Palacio de Caserta de dimensiones faraónicas o en el sur cerca de Salerno Paestum, antigua ciudad griega con sus templos dóricos dedicados a Hera, Neptuno y Atenea.

También es imprescindible una excursión por la estrecha costa amalfitana con sus impresionantes paisajes y acantilados y sus hermosos pueblos como Positano, Amalfi (ver el Duomo, pasear por sus calles, comerse un helado es todo un placer), Maiori, conocer Ravello, todo esto se puede hacer en una jornada tranquilamente disfrutando de sus limones gigantes, su colorida cerámica y su veneración por los belenes.

Dónde alojarse y comer

El lugar ideal es Sorrento a medio camino de todo, la costa sorrentina es preciosa siempre con el Vesubio al fondo, existe una variada oferta de pequeños hoteles muy asequibles en temporada baja, en concreto nosotros estuvimos en el Hotel Relais Diana situado en la montaña a diez minutos de la ciudad (www.relaisdiana.com). Este hotel es un antiguo convento regentado por Manuela y otra chica, muy bien cuidado, con bonitos paisajes y un trato impecable, a destacar su excelente desayuno.

Para comer recomiendo la Trattoria Da Emilia en la vía Marina Grande en Sorrento, en el puerto viejo, comida familiar, casera y marinera típica de la zona con unos fritos de pescado variados y unos espaguetis con almejas y mejillones fantásticos, a destacar la estupenda lasaña de pescado acompañado todo con un buen vino de la zona blanco o rosado y de postre tiramisú de la casa.

Consejos de viaje

Si alquila coche, que sea pequeño, la orografía del terreno lo demanda.

Cuando reposte combustible bájese del coche y compruebe que realmente están llenándole el depósito, no le suceda lo que nos paso a nosotros en la penúltima gasolinera de la autostrada antes de llegar a Nápoles, cuando era ya el último día e íbamos a dejar el coche: acostumbrados como están en esa gasolinera de BP a que los turistas realicen allí su último repostaje antes de entregar el coche de alquiler, los empleados de la gasolinera se aprovechan de la confianza del turista y no llenan el depósito, aunque lo cobran como si lo hicieran. Este tipo de pillaje es ciertamente tercermundista y lo único que consiguen es construir una mala imagen del sur de Italia. Por otra parte, la multinacional BP (tristemente famosa también por el desastre ecológico del Golfo de México) debería tener un mayor cuidado con la selección de personal.

Si no quiere pagar parking estacione en una gran superficie: frente de las ruinas de Pompeya hay una.

Lleve buen calzado y consiga unos buenos planos de la zona es muy fácil perderse a las afueras de Nápoles, y parece todo igual de caótico.

Más información:

www.italiaturismo.es
www.inaples.it
www.sorrentotourism.com
www.incampania.com
www.pompeiturismo.it