El casco antiguo de Trujillo es uno de los más bellos de Extremadura y de España. Pero no se puede conocer totalmente la Trujillo histórica sin, al menos, entrar en su Parador de Turismo, instalado en el antiguo convento de Santa Clara. El exquisito mimo con el que se ha actualizado toda la riqueza patrimonial y arquitectónica del edificio, así como el trato atento de sus profesionales, hacen de este establecimiento un lugar privilegiado para acometer la gratificante –y pacífica- conquista de la ciudad de los conquistadores.

Texto y fotos: Kiko Martínez

Ya teníamos referencias del mismo, e incluso lo habíamos conocido de visita, pero en este viaje decidimos hospedarnos en él. Desde el año 1533, este edificio histórico fue convento de las religiosas concepcionistas, hasta que el año 1984 pasó a formar parte de la red de Paradores. Aunque el verdadero nombre del convento es “de la Concepción”, se le denomina Convento de Santa Clara en honor a una de sus fundadoras Catalina de Santa Clara.

Uno de los puntos más bonitos del establecimiento es la entrada, que cuenta con un patio en el que se halla una fuente de piedra y donde todavía se conserva el torno de madera que era la vía de comunicación que ha existido durante siglos entre el convento y el exterior. Ya en el interior destacan dos bellos claustros, uno de ellos de estilo renacentista cuya luminosidad confiere al parador una luz muy especial por los pasillos y las estancias comunes.

El Parador de Trujillo tiene la virtud de conquistar a sus visitantes, en el sentido literal de la expresión: no en vano Trujillo es la cuna de los conquistadores más ilustres de Extremadura como fueron Francisco Pizarro, el conquistador de Perú, o Francisco de Orellana, cuya presencia fue decisiva en la conquista del Imperio Inca. El Parador tiene 50 habitaciones, de las que once podríamos catalogar como especiales entre suites, suites junior y habitaciones superiores. Desde una de las habitaciones superiores se ve la entrada desde una ventanita pequeña. El estilo de las estancias mezcla elementos antiguos como la nobleza de la madera con otros más modernos. Los cuartos de baño están todos reformados para satisfacer la demanda de los clientes más exigentes. Y una de las promociones más interesantes en Trujillo es la tarifa única a la cual se puede acceder desde 80 euros. El Parador dispone también de piscina de temporada, lo cual es un gran atractivo teniendo en cuenta los rigores del verano en estas latitudes.

El tipo de visitantes varía a lo largo del año dependiendo de si es temporada alta -de marzo a octubre- o si nos encontramos en temporada baja enero –meses de noviembre a febrero-, pero la realidad es que no hay un perfil único y definido: familias, parejas de todas las edades y, eso sí, una notable presencia de extranjeros. Las actividades que desarrolla el Parador al cabo del año son numerosas: congresos, citas musicales, actividades culturales…Por ejemplo, el Parador ha participado junto a otros restaurantes y hoteles de la ciudad en una iniciativa que ha realizado el ayuntamiento de Trujillo, que son las primeras jornadas gastronómicas Francisco de Orellana, y de hecho ha encajado bastante bien un menú que ya tenía creado Paradores con anterioridad denominado “menú del arte breve” y que estaba basado en comida de los conquistadores, según nos comentó la directora del Parador Carmen Comino García. Este menú está basado en aquellos alimentos que Francisco de Orellana, conquistador de América y descubridor del Amazonas, incorporó a la península. Por ejemplo, los unos menús llevan aguacate, tomate o patata, alimentos que a través de los descubridores llegaron hasta nosotros.

Durante el mes de septiembre y octubre se han celebrado las Noches de Guitarra Española, que son conciertos de guitarra clásica y que dependiendo de la climatología se realizan o bien en el claustro de 23:00 a 1:00 de la madrugada, o bien en el comedor de 21:00 a 23:00 después de la cena. La concertista ha sido Isabel Gil Vera y es el primer año que se realiza.

A todos los clientes que han pedido alojamiento en el Parador se les va ofrecer gratuitamente una visita guiada a Trujillo los sábados por la mañana, ya de continuo y durante todo el año.

Gastronomía del Parador

El Jefe de cocina, Rafael Medina, nos prepara una cocina tradicional típica de Extremadura basada en los productos de la tierra como son sus embutidos ibéricos, sus excelentes quesos como la Torta del Casar, sus buenas carnes ya sea cerdo ibérico, ternera retinta o su extraordinaria caza de temporada, además de sus excelentes hortalizas y verduras. Otro factor a tener en cuenta es que a pesar de que Extremadura no tiene mar, tiene muy cerca el mejor puerto de España que es Madrid. Por eso, su bacalao y su merluza no desmerece en absoluto su calidad a la hora de servirla en el plato.

Lugares de interés en Trujillo

Trujillo es una ciudad maravillosa para pasearla. Las vistas que hay desde lo alto del castillo, son impresionantes, y además Trujillo tiene un casco histórico excelentemente conservado, al que no se aconseja subir al coche.

El Castillo

Es una alcazaba árabe de los siglos X y XI. Allí, en las fiestas patronales de Trujillo, se celebran los conciertos. Por la noche, iluminado, es un punto de referencia desde cualquier lugar de la ciudad. En su puerta más meridional se encuentra el Santuario dedicado a la patrona de Trujillo, la Virgen de la Victoria.

Plaza Mayor

Está situada a las afueras de la muralla, justamente pegando a ella, es el centro comercial y vertebrador de la ciudad, asentándose alrededor de ella los barrios musulmanes y judíos. A destacar la estatua ecuestre de Francisco de Pizarro, obra del escultor Carlos Rumsey levantada sobre granito. Otra obra a destacar es el Palacio del Marqués de la conquista, conocido popularmente como el Palacio del Escudo: este edificio es uno de los más representativos de la arquitectura trujillana del siglo XVI.

Iglesia Santa María la Mayor

De estilo tardorrománico, reformada en el siglo XVI, es el templo más importante de los que se encuentran dentro de las murallas.

Otros

Aparte del Castillo, la Plaza Mayor y la Iglesia Santa María la Mayor, hay que disfrutar callejeando por la ciudad: pasear al lado de palacios, casas monacales, y casas solariegas es toda una delicia. Visitar sus museos es la mejor forma de comprender la ciudad y sus momentos históricos relevantes. Y todo ello ha de complementarse con las obligadas incursiones gastronómicas. En resumen, no hay excusa posible que nos impida visitar Trujillo.

Si viene a finales de abril o primeros de mayo a Trujillo no se olvide visitar la famosa Feria Nacional del Queso, fiesta en honor a la Patrona de la ciudad la Virgen de La Victoria, con festivales de música y danza. Y además de la ciudad de Trujillo es recomendable visitar el Parque Natural de Monfragüe, situado a unos 35 km.

Más información:

www.parador.es

www.trujillo.es