Con la libra fuertemente devaluada con respecto al euro, una escapada a Londres resulta ventajosa y provechosa. A continuación les relato mi experiencia, con algunos consejos y trucos prácticos para aprovechar bien el tiempo y que la visita de cuatro días cunda… Lo más importante es la planificación, ya que estamos hablando de una de las ciudades más interesantes del mundo.

Texto: Kiko Martinez – Fotos: Manuel Moraga
Antes de nada, hay que ser conscientes de que en 4 días es imposible ver Londres, así que ni lo intente. Una vez asumida la idea, el truco está en seleccionar unos objetivos y buscarse las mañas para cumplirlos. Por ejemplo, la mejor fórmula para conocer la ciudad es alojarse en algún hotel de 3 estrellas bien comunicado y con desayuno incluido –estos hoteles resultan bastantes económicos- y por supuesto tirar del excelente transporte público que tiene Londres, ya sea el metro -popularmente conocido como “tubo”- o la eficiente red de autobuses urbanos tan pintorescos y característicos de la ciudad. Y desde luego, es imprescindible un buen calzado para patearse la victoriana capital.

Para que el metro salga más económico lo mejor es adquirir la tarjeta Oyster que vale tres libras. Estas tarjetas tienen la característica que se pueden cargar en tiendas, taquillas e Internet, y en las máquinas que encontrarás en todas las estaciones. Indicación práctica: para cargarla pásela antes por el punto de referencia amarillo de la máquina expendedora; así sabrá el saldo de ese momento y luego podrá seguir las instrucciones en el idioma que prefiera. Esta tarjeta sirve además para los autobuses y admite un saldo negativo de hasta 3 libras, que es el valor del coste de la tarjeta. Los taxis resultan muy caros y no merece la pena salvo por un capricho.

Elija un par de sitios emblemáticos en Londres como la National Gallery y el British Museum y el resto del tiempo dedíquelo a pasear por sus calles que son un auténtico museo al aire libre. Así sentirá cómo respira la ciudad y sus gentes venidas de todas las partes del mundo una ciudad integradora en la que nadie se siente extranjero y en la que conviven con una absoluta armonía gentes de mil lugares y mil costumbres.

Londres quizás ha perdido su imagen estereotipada del paraguas y el bombín, pero para nada su encanto heredado de su época victoriana, conservando sus edificios, sus costumbres y sus raíces intactas pese a haber integrado a los nuevos londinenses. Al aterrizar en Londres no notas diferencias. Te sientes integrado desde el primer momento. Eso sí, el respeto al ciudadano se palpa a cada paso que das: “sorry, sorry” lo escuchas en cada momento. Con un sentido espartano y disciplinado de la convivencia, los londinenses se mueven por la ciudad, guardando las formas; llama la atención por el centro de Londres la ausencia de colillas por laa aceras, la poca gente que fuma, la no circulación de coches privados por el centro de la ciudad, la escasa presencia de perros, la limpieza de sus calles, el uso de la bicicleta, el respeto a las colas en el metro siempre dejando la izquierda libre para el que sube o baja, en fin la buena educación de sus gentes muy alejado del carácter huraño que tenemos de algunos turistas británicos que vienen a España.

La impresión de un recién llegado, de un neófito como yo a la Antigua Corte del Rey Arturo es que Londres en el presente huele a comida, a sushi, a pizza, a aromas y ambientes procedentes del lejano Oriente, a tradición victoriana, a modernidad, a aire limpio y al río Támesis la arteria vertebral de la ciudad.

Museos

National Gallery

Al igual que todo el patrimonio cultural público en Londres, la entrada es gratuita, a excepción de los lugares pertenecientes a la Corona, así como algunas exposiciones temporales y monográficas del museo. Lo único que se encuentra a la entrada son unas urnas donde la gente deposita la cantidad que quiere de manera voluntaria. Hora de apertura a partir de las 10:00.

Merece la pena visitar la National Gallery y disfrutar de Van Eyck: ‘El retrato Arnolfini’, ver a Tiziano y su “Baco y Ariadna” a Piero della Francesca con el “Bautismo de Cristo, “los Girasoles” de Van Gogh, “La Venus del Espejo” de Velázquez, “Sansón y Dalila” de Rubens, “El cardenal Richelieu” de Philippe de Champaigne, “El puerto del Embarque de Santa Ursula” de Claude o el sorprendente y maravilloso caballo de Stubbs, y muchos otros más que dan cuenta de la importancia del museo. Vale la pena visitarlo un par de días y pasearse por sus salas unas pocas horas. Aquí no se pueden sacar fotos.

British Museum

Es el museo más antiguo del planeta, y para mí es imprescindible visitarlo. También es gratuito excepto las exposiciones itinerantes. Dentro presenta la nueva estructura arquitectónica de Norman Foster, y a partir de aquí les recomiendo -como en el anterior- que no intenten verlo todo: elijan 3 ó 4 civilizaciones, porque sin salir de este museo se podría dar un repaso a las diferentes civilizaciones que han poblado el planeta. Uno acaba sintiéndose un poco acomplejado ante tanta grandiosidad y belleza. Aquí se permite sacar fotos. Abierto a partir de las 10:00 hasta las 17:30, todos los días.

Nosotros visitamos las antiguas civilizaciones egipcias, mesopotámicas, etruscas, griegas y romanas en las dos plantas superiores, donde además podrá comprobar las momias conservadas en perfecto estado, los tipos de escritura en las diferentes épocas, los diferentes abalorios de cada época, las clases de armas que utilizaban en la guerra, los instrumentos de cocina y de labranza, las monedas acuñadas de manera perfecta, las pequeñas esculturas dedicadas a sus lideres y a sus Dioses… En fin aquí te das cuenta que casi todo estaba inventado desde hace miles de años. En la planta baja -debido a su peso- se encuentran las grandes esculturas, los murales, los frisos, las Puertas del Palacio de Khorsabad y el Tesoro Real de Oxus, el friso del Partenón, los restos del Templo de Artemisa y el Mausoleo de Halicarnaso y la famosa piedra Rosetta: un diccionario en sí mismo.

Lugares de interés

Desde Trafalgar Square atravesamos el parque de St James y llegaremos al Palacio de Buckingham, donde podremos contemplar su celebre cambio de guardia. Desde aquí y paseando por el otro lado del parque llegaremos a la Abadía de Westminster en esta si quiere visitarla hay que pagar y está prohibido sacar fotos. Antes de atravesar el puente de Westminster nos encontramos de sopetón con el Parlamento y su célebre Big ben. Una vez atravesado el puente y a lo largo de la orilla del Támesis veremos la famosa noria “London Eye”, también de pago. A lo largo de esta margen, en cuanto sale el sol veréis a los londinenses en manga corta tomando el sol y disfrutando de las terrazas para tomar un vino (blanco o rosado por lo general), alguna cerveza o simplemente agua, además de contemplar cualquier atracción de calle

Si seguimos adelante a lo largo de esta margen del Támesis llegaremos al Tate Modern. Esta galería situada en una antigua central eléctrica contiene una de las mejores colecciones de arte moderno del mundo –Picasso, Dalí Matisse., etc.-. En la sexta y séptima planta hay un mirador donde se contempla La City y el puente del Millenium. En esa planta hay un restaurante y podéis tomar un té: os recomiendo una tetera para dos personas porqué son cuatro tazas. En la sexta planta hay una pequeña terraza con bancos y asientos que esta al aire libre y podréis sacar fotos librándoos de la cristalera. Acabaremos esta ruta atravesando el puente del Millenium.

Otro itinerario interesante es partir desde la catedral de Saint Paul, réplica exacta de la cúpula del Vaticano en cuya cripta se encuentran personajes ilustres como Wellington, Lawrence de Arabia y Alexander Fleming. A partir de aquí dirigirnos a la City para ver sus impresionantes rascacielos, uno de los corazones económicos del mundo financiero internacional. Una vez aquí podemos visitar Barbican, uno de los grandes centros culturales de Europa en artes escénicas: música clásica y contemporánea. Cuando estuve estaba anunciado flamenco, exposiciones de arte, conferencias, cine, conservatorio de música, teatro etc. etc. Después podemos ir a visitar el Monumento en honor a las victimas del incendio que arrasó la ciudad en 1666 y acercarnos poco a poco a la orilla del Támesis para llegar a la Torre de Londres y ver a los famosos “Beefeaters” o alabarderos de la torre, que custodian las maravillosas Joyas de la Corona. Y ya estamos en el punto final del trayecto el Puente de la Torre o Tower Bridge.

Otros lugares de interés

El Museo de Ciencias Naturales situado en Kensington y rodeado de numerosas embajadas y museos, al lado tenemos Hyde Park, el parque más importante perteneciente a la Corona Británica pero de uso público donde se reúnen las familias y los jóvenes alrededor del lago Serpentine para disfrutar en estas fechas del buen tiempo y hacer algo de deporte.

De compras

En Londres hay numerosos lugares de compras. Puede pasearse por Brompton Road para visitar en el barrio de Knightsbridge, los almacenes Harrods, con un siglo de antigüedad, que no es sino un parque temático dedicado al consumismo. Conviene visitarlo entre semana si no hay rebajas. A mí personalmente me agobio muchísimo.

Covent Garden: visitar su mercado, ver a los artistas callejeros.

Otra zona de compras es Picadilly Circus. La tienda que más llama la atención es Fortnum & Mason casa fundada en 1707 con su original reloj en la fachada donde tienen de clienta a la mismísima Reina de Inglaterra. Es la clásica tienda por excelencia del sibarita en Londres: aquí encontrarás los mejores productos para el deleite del paladar así como los mejores complementos y accesorios para el hombre y la mujer, bonitos bolsos, maravillosos perfumes… En fin el paraíso de la gula y el exceso.

Oxford street es la calle de los contrastes, te puedes encontrar desde lo más barato a lo más de lo más como por ejemplo Selfridges en el 400 de Oxford Street: el lujo por excelencia se escribe con la palabra Selfridges, que pertenece a una cadena de tiendas cuya característica primordial es la exclusividad. Seguro que es de las tiendas más visitadas para los amantes de la falsificación y la copia.

Otro lugar de compras para el que quiera ir a la última es Carnaby Street, y muy cerca nos encontramos con Liberty en la céntrica Regent St., muy cerca de Oxford Circus. El edificio es de estilo Tudor, y a través de él rememoramos tiempos pasados en la que la calidad está por encima de modas y del paso del tiempo. La tienda consta de cinco plantas y un sótano, cada una de ellas dedicadas a una temática diferente pero todo siempre tratado de manera artesanal. Las flores son el leitmotiv de Liberty, primero en sus camisas y luego en todo lo imaginable, tanto en ropa, en complementos, objetos de decoración, de cocina etc. etc.

Capítulo aparte requiere Notting hill y su mercado al aire libre en Portobello. En está calle en constante descenso podemos encontrar de todo a un precio razonable, vestidos y sandalias ibicencas, objetos antiguos bien conservados del hogar, instrumentos de navegación, láminas decorativas, soldaditos de plomo. Lo que no me podía imaginar es ver cocinar paellas y freír churros. Ahí fue cuando me di cuenta realmente de lo que significa la globalización. Recomendación: vaya a primera hora de la mañana de los sábados.

Dónde comer

Si lo que desea es gastar poco, en Londres hay multitud de autoservicios de comida rápida por la calle, donde principalmente se comen especialidades orientales y pizzas, los afamados fish and chips, las salchichas inglesas y los pasteles de carne. En la actualidad puede encontrar buena comida a un precio razonable y el pan cada vez se ve más.

El Soho y Chinatown son los lugares favoritos a la hora de elegir comida china y oriental.

Busaba Eathai Excelente comida tailandesa en 106-110 Wardour Street. En este local con unas grandes mesas cuadradas para 10 personas y bancos corridos tuvimos la inmensa fortuna de encontrarnos con una chica de El Ferrol, la cual nos trato como reyes y nos aconsejo lo que había que comer. Aquí comí por primera vez el tofu, esa especie de queso soja -para mi gusto muy pesado y dulzón- y una cerveza japonesa buenísima.

Fung Shing Chinese en el 15 de Lisle street. Comida cantonesa buenisima y un delicioso Cabernet Sauvignon rosado.

Otro lugar en Londres de comida barata esta cerca de Liverpool Street en la calle Brick Lane y sus aledaños principalmente comida india, afgana y paquistaní. Nosotros concretamente fumos al Muhib Indian Cuisine en el 73 de Brick Lane, pero me decepcionó un poco, con los camareros muy encima y cuidado con los entremeses: alguno es algo indigesto a base de peladuras de limón. En esta zona pague en efectivo: tienen fama de clonar tarjetas.

Y por supuesto no se vaya de Londres sin comer en algún pub los clásicos platos combinados, con unas hamburguesas por lo general de muy buena calidad. Lo que me decepcionó un poco fue la cerveza, ya se ven por Londres Cruzcampo, San Miguel y otras muchas pero con la que me quedo es con la japonesa. En cuanto al vino, me sorprendió gratamente la gran afición que han cogido los londinenses al vino, y cada vez mejor, por lo general suelen ser vinos de Sudáfrica, Australia y Chile aunque también encuentras vinos españoles, franceses e italianos.

NOTA: Nada más llegar a Londres hágase con un mapa de metro y de autobús además de un buen plano de la ciudad o llévelo de casa.