El epicentro del mundo gitano y flamenco del Sacromonte

Texto y fotografías: Manuel Moraga
En el arrabal de Granada, junto al Albaicín, se encuentra uno de los espacios más importantes y pintorescos de la geografía del arte flamenco: es el barrio gitano del Sacromonte. Se trata de cuevas excavadas en la roca y habitadas fundamentalmente por integrantes de la comunidad gitana que son portadores y transmisores naturales del arte jondo. Hace más de 75 años, la Rocío –perteneciente a una dinastía repleta de artistas- abrió al público una de las cuevas más emblemáticas del barrio.

El origen de las cuevas del Sacromonte granadino parece remontarse al siglo XVI cuando fueron creadas por moriscos, judíos y gitanos, colectivos sociales con muy mala prensa en la época. Los primeros porque fueron expulsados de sus casas. Los gitanos porque eran de tradición nómada. El caso es que las cuevas surgieron para los marginados. Ese extramuros de la ciudad implicaba estar fuera del control administrativo y orden eclesiástico.

Salvadora Maya, nieta de aquella gitana, regenta actualmente la Cueva de la Rocío. Salvadora fue bailaora y llegó a trabajar en el tablao Torres Bermejas de Madrid compartiendo escenario nada menos que con Camarón y otras grandes figuras de la época. La familia de Salvadora está repleta de arte. Primos hermanos suyos son Mario Maya, Manolete y Marote. Hijos de Salvadora son Juan Andrés Maya y Maite Maya, bailaor y cantaora respectivamente. Nieto de salvadora es el bailaor Iván Vargas… Y así podríamos seguir el relato, porque la saga no termina. Ella es quien dirige personalmente los espectáculos o zambras que se celebran todas las noches a las 22:00.

Ye en 1929 encontramos en la “Guía breve de Granada” de Luis Seco de Lucena descripciones como esta: “un espectáculo verdaderamente sugestivo, que por su carácter oriental fascina a los extranjeros, son las danzas que los gitanos, que viven en el Camino del Sacromonte, organizan en sus cuevas”. Son las llamadas “zambras”, palabra que se refiere a ese conjunto de danzas que ejecutan los gitanos del Sacromonte: los tangos, la cachucha, los fandangos, etc. Los pioneros, según los investigadores, fueron El Cujón, La Golondrina y Pepe Amaya, a finales del siglo XIX. Y esa es la misma tradición que encontramos en la Cueva La Rocío.

Salvadora abre al público dos cuevas y en ellas se desarrollan esas zambras en un ambiente absolutamente natural: sin micrófonos ni elementos que amplifiquen el sonido. En el suelo sollo una mínima tarima de madera sobre la piedra sirve para potenciar el sonido de los pies de los bailaores. Se dice que los bailaores de Granada son los que más fuerza tienen en las piernas precisamente porque casi todos han pasado por lasa cuevas del Sacromonte y han tenido que bailar sobre la piedra..

Danzas y ritos ancestrales de casamientos, tangos de Granada (los famosos “tangos del Camino”), fandangos del Albaicín… El mundo musical del flamenco granadino se ofrece en la Cueva la Rocío delante de decenas de curiosos que noche tras noche se acercan al Sacromonte para ser testigos de una tradición musical y antropológica de lo más peculiar.

Visitantes ilustres han sido los hoy Reyes de España, don Juan Carlos y Doña Sofía o toda aquella saga de actores de Hollywood enamorados de España en los años 50. Hoy, la zambra tiene el mismo interés y todo viajero que quiera conocer el mundo flamenco y gitano de Granada debe pasar por la Cueva La Rocío, que tan dignamente regenta Salvadora Maya.