Apuntes de viaje de tres semanas inolvidables
Las secuelas de la guerra están permanentemente presentes en todo viaje al Sudeste asiático. Las huellas no dejan lugar a dudas, pero a pesar de todo los habitantes siguen conservando casi intactas sus raíces, sus costumbres y su peculiar sentido de la vida. La influencia occidental se nota en los edificios de las grandes ciudades y la lucha permanente entre la ciudad y el campo es evidente. Saliendo de las grandes ciudades la atmósfera cambia, en la urbe la gente adopta la cultura occidental de una manera casi mimética mientras que en el campo se intenta mantener la idiosincrasia de sus gentes, aunque cada vez más el boom del turismo se va imponiendo al ser este para sus habitantes una fuente importante de ingresos.
Texto y fotos: Begoña Martínez y Alberto Arranz
Datos prácticos para un viaje intenso por el sudeste asiático
Antes de comenzar el relato es conveniente tener en cuentas unas cuantas cosas que os relato a continuación. Para viajar a Vietnam a tu aire lo primero que se necesita es una buena planificación, después todo saldrá rodado. En primer lugar hay que acudir a los centros de vacunación internacional para asesorarnos sobre qué vacunas debemos administrarnos y los cuidados de salud que debemos tener en cuenta.
Otra cuestión son los visados. Si se vive en Madrid no hay problema: basta con acudir a la embajada de Vietnam sita en la calle Alfonso XIII 54, además existe la posibilidad de hacerlo por internet a través de la página web de la embajada. Hay varios tipos de visados dependiendo si se va a entrar varias veces a Vietnam o una sola vez. Si lo solicitas de esta forma lo recibirás en tu domicilio en una semana y para ello necesitas una fotografía tamaño carnet y el pasaporte actualizado, que no caduque antes de 6 meses.
Lo de conducir por Vietnam es más complicado, para eso se necesita un carnet de conducir vietnamita porque el carnet de conducir internacional no es admitido. Las carreteras son malas y el modo de conducir de los vietnamitas es caótico, como si no hubiera reglas de tráfico. La policía suele parar a los conductores y directamente estos dan la mordida para evitar pagar multas.
Dentro de la logística del viaje tenemos que considerar el dinero que vamos a manejar. Es aconsejable llevar dólares ya que nos facilitará mucho la vida. En los hoteles se puede pagar con tarjeta de crédito, pero en los comercios y mercados se paga en dongs que es la moneda oficial en Vietnam. Los taxistas aceptan dólares americanos. Nosotros adquirimos algunos para el traslado del aeropuerto al hotel. Si vais a pasar a Camboya guardaros treinta dólares, que es lo que cuesta el visado que se tramita a la llegada al aeropuerto, además de una fotografía tamaño carnet. En algunos hoteles en Vietnam permiten el cambio de moneda. Para adquirir dinero recurrimos a los cajeros automáticos que hay muchos. Solo se manejan billetes. Para saber lo que gastamos hacemos la equivalencia aproximada: 25.000 dongs viene a ser un euro así que 4 euros son 100.000 dongs, En España no se puede conseguir moneda vietnamita (VND) en los bancos, y además, en Vietnan hay bancos que no cobran comisión como Citibank, BIDV, Agribank y Military Bank.
Por lo demás es obvio el agenciarse una buena guía de viajes y elegir bien las fechas del viaje,. Nosotros fuimos en mayo que es temporada seca a caballo con la húmeda. Consultad por internet .Además algunas páginas con muy buena información, por deciros una: vietnamitas en Madrid
Conviene comprar los billetes del vuelo y el alojamiento con dos o tres meses antes ,preferentemente los miércoles. Una de las compañías que operan y con la que contratamos nosotros es Qatar Airways.
El viaje
El viaje comienza llegando a Hanói a través de Doha y Bangkok… En fin una odisea. Nada más llegar pagamos la novatada: eran las 4 de la tarde y cogimos un taxi para ir al hotel por el que pagamos 25 dólares aunque habitualmente se pague entre 15 y 20 dólares. La mejor solución seguramente hubiese sido concertar con el hotel la recogida en el aeropuerto, pero al final no lo hicimos.
Tras acomodarnos en el hotel dimos un paseo por los alrededores y cenamos. Teníamos hambre acumulada y había que reponer fuerzas. Elegimos un restaurante callejero, aquí dimos buena cuenta de un steamed rice roll, que son unos rollitos de arroz hechos al vapor, y un pho de gambas (en castellano sopa de gambas) que nos supo a gloria hartos de la comida de los aviones,. A primera vista nos dio la sensación que la comida en Hanói resulta buena y barata, es decir a precio vietnamita.
Los cinco primeros días los dedicamos a Hanói. A la hora de hacer excursiones lo mejor es contratarlas en el propio hotel porque te lo facilitan todo: los autobuses te recogen y dejan en la puerta del hotel. Eso sí, procurad reservar hoteles en la ciudad antigua de Hanoi porque desde aquí es fácil visitar todo. Nosotros visitamos Halong Bay y Tam Coc y nos quedamos admirados de sus inmensas moles de piedra caliza y las cuevas de Tam Coc en un paisaje subyugante donde la bruma forma parte del misterio.
Otro de los días de nuestra estancia en Hanoi alquilamos un taxi para llegar a la aldea de la seda Van Phuc primero y, después, a la de la cerámica, es decir, Bat Trang. Lo hicimos en el mismo día y son dos lugares muy interesantes. Ir en taxi sale muy barato y nuestro taxista en concreto nos hizo de guía en ambos sitios. Al final de la jornada fuimos a un restaurante de la calle, el Bun Cha Nem Cua Be Dac kim, a probar el plato típico de Hanoi el Bun Cha que son trozos de carne a la plancha metidas en caldo y arroz que a mí personalmente no me gustó ya que tienen una cocina mucho más refinada y este plato en un poco basto.
Hanoi es una ciudad caótica y a la vez llena de vida, sus calles siempre en ebullición motos y más motos, todo el mundo de aquí para allá, transportando infinidad de cosas, todo se compra y se vende como dice la canción, numerosos puestos de comida callejera inundan la ciudad. Los objetos de artesanía se pueden encontrar a buen precio, la ropa no merece la pena, las buenas marcas están a un precio similar a España.
La zona del lago es la más tranquila de la ciudad: la gente da sus paseos, hace Tai Chi, practica algún que otro deporte y se olvida un poco del día a día. No os perdáis aquí las marionetas de agua que es un teatro donde se representan acontecimientos que suceden, obviamente, en el agua: en Vietnam es el único sitio donde existe este tipo de espectáculo.
Sapa
Para subir a Sapa compramos los billetes por internet por medio de la compañía de autobuses Sapa express, son autobuses diurnos muy cómodos, que tardan 5 horas en llegar y la mayor parte del recorrido es por autopista. El precio de ida y vuelta es de unos 60 Euros.
Otra manera de llegar a Sapa es tren, muy romántico pero te deja en Lao Cai, y luego a los pasajeros les llevan en autobús hasta Sapa. En el tren se puede dormir, tienen coches camas y varía el precio dependiendo si son privados o compartidos
Una vez en Sapa por sus alrededores comenzamos a vislumbrar sus inmensos arrozales, todos estos paisajes nos parecen familiares, seguramente por la cantidad de documentales que hemos visto en La 2 sobre la agricultura de montaña vietnamita, con sus bancales encharcados y los pies de los lugareños sumergidos en el lodo.
.
Valle de Muong Hoa
Nada más llegar hablamos con la agencia que nos ha traído a Sapa y contratamos con ellos un trekking por el valle de Muong Hoa. Los guías son de la zona y hablan inglés bastante bien. A lo largo del sendero nos acompañan mujeres y algún niño, de las etnias locales. El recorrido es de 13 km y las aldeas que visitamos el primer día fueron Y Linh Ho – Lao Chai – Ta Van. Vimos elaborar tejidos con las fibras de marihuana (que aquí crece de manera espontánea) y visitamos una escuela donde asisten niños de diferentes etnias que aprenden en vietnamita, ya que ellos cada uno tiene su lengua propia: al final los niños conocen prácticamente todas las lenguas propias de la zona.
Parte del camino nos trasladaron en una mini furgoneta y a partir de ahí comenzamos a caminar. Nos fuimos encontrando con gente de las diferentes poblaciones siempre entre arrozales con un paisaje excepcional. Al final del recorrido el camino se hace cuesta arriba y hay que estar físicamente en forma, pero merece la pena ver a sus gentes hacer sus labores cotidianas en el campo y su forma de vivir bastante alejada de lo que conocemos nosotros.
Ma Cha y Ta Phin
A la mañana siguiente contratamos una excursión en la que nos acompañan una guía y dos mujeres de la etnia Dao do. Nos comenta la guía que es de la etnia Hmong que ellas nunca se cortan el pelo y que cuando se casan se hacen un tocado con la trenza. Sin embargo las Dao Do llevan afeitadas las cejas y parte del cabello por encima de la frente.
El paisaje aquí es una maravilla. Hemos recorrido andando unos 13 km y se puede observar más de cerca trabajando a los campesinos en los arrozales. Las aldeas a las que hemos llegado en esta ocasión son Ma Cha y Ta Phin. En ambas excursiones se para a comer a mediodía. Hay muchas agencias que realizan este tipo de tours, pero a la hora de contratar hay que observar aquellas que sean más profesionales. Nosotros acertamos con la elección porque los guías nos han aportado mucha información y nos ha acompañado el buen tiempo durante todo el camino.
Mercado Bac Ha
Si buscáis un lugar auténtico id al mercado Bac Ha que se monta todos los domingos: es una excursión de un día que se hace desde Sapa. El mercado es un cúmulo de sensaciones, colores, olores y sabores, hay productos para turistas, telas y abalorios para adornar la ropa colorida que llevan las mujeres de las diferentes etnias. Es un mercadillo para el día a día con sus productos de huerta, raíces y cortezas de árboles y no podían faltar sus animales de granja y demás especies. Además tienes la posibilidad de comer en la calle en esos puestos de comida ambulante.
Al final del recorrido nos quedamos en Lao Cai a la espera del autobús que nos lleva de nuevo a Hanói. Aquí hubo un pequeño lío de organización por parte de la compañía de autobuses: dejamos el equipaje en la agencia que organizaba la excursión y nos habían asignados asientos en un autobús diferente al que transportaban nuestro equipaje, así que tuvimos que ir de pie durante unos diez minutos hasta la primera parada donde ya cogimos ya el autobús correspondiente y cambiamos el equipaje de sitio. Hay que insistirle al guía que acompaña al conductor que te deje comprobar si el equipaje lo llevan en el autobús porque a la llegada a Hanói te dejan en la estación de autobuses y si se pierde el equipaje ya tenemos un problema. Esa noche nos aconsejaron en el hotel un restaurante que se llama “New Day” y efectivamente la comida era exquisita.
Ultimo día en Hanói
Nos quedamos un día más en Hanói porque queríamos visitar el Templo de la Literatura que fue una antigua universidad. Tras la visita decidimos alquilar un tuk tuk, que me recordó a los viejos isocarros de mi infancia. Durante el recorrido pasamos por el Mausoleo de Ho Chi Minh, el Lago del Oeste y la Pagoda Amarilla. A la mañana siguiente visitamos el Museo Etnológico de Hanói antes de volar hasta Hué. Tras haber conocido las tribus de Sapa esta visita da sentido a lo visto allí, ya que adquieres información sobre las diferentes etnias que forman Vietnam, de sus diversas procedencias y costumbres.
Hue
Con anterioridad contratamos los vuelos por internet. El nuestro salió a las cuatro de la tarde hacia Hue. En Vietnam la gente utiliza mucho este medio de transporte ya que los vuelos son baratos y hay que tener en cuenta que de Vietnam del norte al sur hay mucha distancia, unos 2000 km.
A la llegada a Hue hay un montón de taxistas esperando a los viajeros: uno de ellos nos ofreció llevarnos por 200.000 dongs pero regateamos un poco y aceptó 150.000 (unos 6 Euros) y nos pareció razonable. A la llegada al hotel el taxímetro casi marcaba los 200.000 así que le dimos un poco más de lo acordado. Nos alojamos en el hotel Sérene que está en el centro y organizamos las excursiones con el hotel.
En la ciudad estuvimos los dos primeros días: el primer día fuimos a visitar las Tumbas de los Reyes, la Ciudadela y una Pagoda. Tanto los lugares donde se ubican las tumbas de los reyes como las construcciones son una maravilla, además de la ciudadela, para mí una visita obligada. A la hora de comer nos llevaron a un buffet donde la comida tenía una frescura que con el calor habitual era de agradecer. Probamos el pez gato que es de agua dulce y nos gustó mucho. Hemos visto que en esta zona de Vietnam la cocina es sorprendente, aunque se haya comido en restaurantes vietnamitas en otros lugares no tiene nada que ver: trabajar con productos locales aportan otro sabor y cocinar distintos platos, por ejemplo con flor de loto que ellos la cultivan, es la diferencia. En Hue probamos un postre que era sopa caliente de flor de loto que era espectacular . Tienen mucha variedad y para comer los diferentes platos te dan instrucciones de cómo hacerlo.
Zona desmilitarizada DMZ y base americana de Ke Sanh
La jornada siguiente la dedicamos a la zona desmilitarizada DMZ (por donde pasa la ruta Ho Chi Minh), la base americana de Ke Sanh al lado de la frontera de Laos (donde hay un museo al aire libre con vehículos y armamento americano y otro interior donde hay expuestas fotografías y diverso material), una zona donde la guerra fue especialmente cruenta. La visita ha resultado de lo más interesante y hemos visitado los túneles de Vinh Moc donde los vietnamitas estuvieron viviendo durante un tiempo para tratar de sortear los ataques de los EEUU. La manera de organizarse bajo tierra te da idea de la tenacidad y la valentía de esta gente. A lo largo del recorrido se aprecia una zona de montaña donde todavía no ha crecido la vegetación tras los bombardeos con Napalm durante la guerra que terminó en 1975. En las zonas del valle había una actividad tremenda con montones de campesinos cosechando el arroz
Lo que no deja de encogernos el alma en el sudeste asiático son estos campos de la memoria llenos de lápidas blancas que nos recuerdan el infortunio, la guerra y la desolación que dejaron a varias generaciones sumidas en la desgracia.
Hoi An
A la vuelta de la excursión nos esperaba un coche particular que nos trasladó a Hoy An, un viaje de tres horas y que costó 55 dólares. Nos hemos encontrado con la fiesta del cumpleaños de buda en la cual se hace una procesión y se encienden montones de velas que se depositan en el río. La ceremonia resulta muy vistosa. Es una ciudad muy bonita donde se puede visitar casas antiguas,. Otra curiosidad es que se pueden encargar trajes y vestidos de seda a medida. Aquí por lo general hay mejores cosas que comprar que en Hanói y el precio está muy bien.
Civilización Champa
Al día siguiente alquilamos un coche con conductor y fuimos a ver los restos de la civilización de Champa que es como se llamaba antiguamente Vietnam. Nos trasportan en un trenecito hasta el inicio de las ruinas y vamos caminando con un montón de vegetación a ambos lados del camino. Escuchamos música que procedía de un espectáculo de danza y música según tradiciones de esta civilización que adoraban a Siba. Me pareció muy exótico y me recordaba a esos libros antiguos de viajes donde sin esperar te encuentran con algo sorprendente. Hasta el mismo nombre de Champa suena a fantasía. Una mañana tranquila pero calurosa: hay que ir siempre con la botella de agua a cuestas. Yo me he aficionado al té frío que repone electrolitos y está muy rico para seguir el camino a la Montaña de Mármol con pagodas y algún Buda. Hay una cueva con una bóveda enorme y dentro un Buda esculpido en mármol, muy relajante.
Ho Chi Minh
Volamos a Ho Chi Minh al día siguiente y la primera impresión no es muy buena. Salimos a callejear por la tarde y hemos descubierto edificios de clara influencia francesa y otros más modernos llenos de iluminación que aportan calidez a la ciudad. Mucha gente en la calle pero ambiente tranquilo. Nos hemos sentado en una terraza típica de vietnamitas y hemos querido cenar algo fuera de lo común como lengua de pato y rana. Las dos cosas estaban buenas: ha sido algo arriesgado pero grato
Delta del Mekong (sugerencias)
A la mañana siguiente decidimos hacer un recorrido por el Delta Del Mekong visitando diferentes islas donde viven algunas familias que nos han ofrecido productos del lugar como miel, coco etc… Esta zona es muy selvática y en época de lluvias crece considerablemente el cauce del río Mekong. Además, en esta franja del Vietnam hay malaria, por eso es importante tomar las debidas precauciones: es importante ir cubierto con ropa de algodón ligera y de colores claros ya que los mosquitos acuden a la ropa oscura; respecto al uso del Relec, que es un repelente de mosquitos, es importante saber que solo se puede utilizar una vez al día y después del protector solar. Se aplica en las manos y se va extendiendo por las zonas de la piel expuestas. Hay que tener cuidado con los ojos. Por lo demás, tuvimos la suerte de que pudimos hacer la excursión sin lluvia y a la vuelta ya en el hotel cayó una de campeonato.
Coincide nuestra salida de Vietnam con la llegada de Obama a Ho Chi Minh: las calles abarrotadas de gente y nosotros metidos en un taxi en dirección al aeropuerto. Se detiene todo el tráfico al paso de la comitiva, se siente emoción en el ambiente, nuestro taxista se sube al techo del coche y participamos del acontecimiento. Tras el episodio se produce un atasco tremendo: los coches no avanzan y nosotros con los nervios de punta por si perdíamos el vuelo. Al final llegamos a tiempo y además nuestro vuelo se retrasó bastante. Llegamos a Siem Reap a las 9 de la noche. Nos timan con el precio del visado: no llevábamos dólares ya que intentamos cambio de moneda vietnamita a dólares americanos en Ho Chi Minh y no pudo ser; afortunadamente yo llevaba euros y los aceptaron pero nos cobraron 65 euros por los dos visados, cuando en dólares eran 60. En fin que el tema nos ha dado mala impresión pero no hemos querido darle más vueltas al asunto. Hemos cogido taxi por 7 Euros que en dólares también eran 7 y nos ha acercado al hotel. Salimos a cenar y nos fuimos a una calle de locura que se llama Pub Street, con un ruido de música ensordecedor que aguantamos porque teníamos hambre.
Siem Reap (Camboya)
Nos levantamos temprano como es habitual y nos disponemos a disfrutar del desayuno. Durante todo el viaje los desayunos han estado muy bien: siempre hay fruta fresca y en ocasiones eliges a la carta un plato principal más el buffet. Vamos a comenzar las visitas a los templos de la región. Existen entradas para un día, tres días y una semana. Son dos circuitos: uno corto que es la zona donde están los antiguos templos Angkor Wat y Angkor Thom con el Bayón en su interior; también están el Phnom Bakheng, el Prasat Kravan, el Banteay Kaei el TA Phrom y el Ta Keo. Y luego está el circuito largo en el que los templos se sitúan entre 30 y 50 Km. Nosotros elegimos el de tres días,. Los dos primeros en tuc tuc para visitar los más cercanos y el tercer día lo hacemos en coche: acordamos un precio y nos acompaña el taxista que nos acercó al hotel desde el aeropuerto.
Los templos fueron construidos por el Imperio Jemer entre los siglos IX y XV de nuestra era y están dedicados a diferentes divinidades, dependiendo de la creencia que tuviera el rey que los mandaba construir. En el siglo XV fueron paulatinamente abandonados y no se sabe el motivo de este abandono, pero el único que no sufrió ese proceso fue el Angkor Wat que se sigue manteniendo por monjes budistas, Antes de visitar los templos se puede hacer la visita al museo histórico de Siem Reap e informarnos en detalle de la historia de estos templos.
El paisaje aquí es grandioso entre los templos y con la naturaleza que los rodea se forman imágenes que se quedan grabadas en la retina. Hay días que el cielo está encapotado haciendo contraste con los días soleados en colorido pero todo tiene su encanto tanto el sol como la neblina de la selva tropical. En el recorrido también vemos el lado trágico: a la entrada de muchos templos hay músicos con miembros amputados, debido a las bombas antipersona, pidiendo ayuda económica. Además vemos niños descalzos y bastante famélicos vendiendo cosas por un dólar. Hemos caminado entre las casas de alguna aldea donde la pobreza es extrema. En Vietnam hay pobreza, pero en este lugar de Camboya es mucho más evidente. Al término de la visita de los templos nuestro conductor de tuc tuc nos dirige a uno de los Campos de la muerte de Pol Pot en Siem Reap que con su paranoia exterminó a una parte importante de la población camboyana.
Kbal Spean
Al día siguiente visitamos Kbal Spean, nos deja el taxista en un parking y nos dice la dirección hacia la que nos tenemos que dirigir. Comenzamos a caminar por medio de la selva entre ruidos desconocidos, pensamos que eran monos y las ramas de los árboles retorcidas. Pienso que debe haber serpientes ya que es fácil camuflarse, pero bueno, me quito la idea de la cabeza procuro no tocar los árboles, seguimos caminando 1,5 km. Durante el recorrido nos encontramos algún vigilante y mujeres barriendo los lados de parte del camino. A la llegada nos sorprende un policía que nos hizo de guía y que gracias a él pudimos hacer la visita en condiciones. Nos explicó que esa zona está libre de bombas desde el 2001, que fue entonces cuando se abrió a los turistas,. Además nos habló de sus condiciones de vida: él gana 100 dólares al mes y hace de guía para sacar un dinero extra. Nos dijo que un kilo de arroz cuesta medio dólar y un kilo de pescado 3 dólares. Le dimos 5 dólares por la visita, que fue interesante y distinta.
Banteay Samré
Seguidamente nos dirigimos al templo rosa de Banteay Sabré: según nos informó nuestro conductor es el único de color sonrosado en la zona. La verdad es que es distinto: las tallas de piedra son exquisitas y está bastante bien conservado; el entorno que le rodea es de postal. Una vez finalizada la visita nos dirigimos a las villas flotantes del lago Tonle Sap. Habíamos pagado por la visita 25 dólares por persona. Cuando llegamos al embarcadero había un montón de barcas y a nosotros nos montaron en una que no tenía ninguna seguridad. En fin todo un desastre. Con un volante de coche como timón y otro tipo de artilugios que no podría describir. El recorrido es a través de un río embarrado, ya que estamos en la estación seca. Llegamos a una boya en la que había un montón de personas y nos dijeron que para ir a las villas teníamos que coger otra barca y acercarnos, además de pagar más dinero para que nos llevaran. Viendo que aquello era un timo y las condiciones de las barcas, decidimos volver al lugar del embarque. Protestamos en la zona donde compramos los billetes pero ni caso. Era época seca y en el río habría como metro y medio de agua, lo cual lo convertía en un lodazal y los barcos que iban delante te salpicaban el barro que levantaban, fue una experiencia.
Con este último episodio terminamos nuestro viaje, en el que ha habido de todo como diversos pequeños timos, en parte compresivos ya que en general la gente sin recursos utiliza la picaresca para ganarse la vida. Y por otra parte hemos vivido una serie de experiencias inolvidables que compensan con mucho cualquier vicisitud del viaje.
(Los autores de este artículo son lectores de www.recreatuviaje.com. Te animamos a que hagas lo mismo y nos envíes tus experiencias a redaccion@recreatuviaje.com y agradecemos a Begoña Martínez y Alberto Arranz su colaboración).