Su apariencia externa, un tanto anodina, no tiene que ver nada con la decoración interior. Pero el contraste más brusco lo apreciamos en que en ese punto perdido de la Sagra -donde la gastronomía no es precisamente un valor muy destacado-, una familia se ha encargado de crear un espacio de referencia para todo amante de la cocina. Hablamos de la familia Rodríguez Rey y de su restaurante El Bohío. Y la culpa la tiene la casualidad, la inquietud, el trabajo y la creatividad. O lo que es lo mismo: Pepe Rodríguez Rey.

Manuel Moraga

El Bohío, que es una construcción típica de los países caribeños, hecha de cañas y madera… Curioso nombre para estar en La Sagra, que de tropical tiene poco, pero todo tiene una explicación. El Bohío es un restaurante familiar llevado por Pepe y su hermano Diego, que es el Jefe de Sala. La familia materna estos hermanos vivió en Cuba y de hecho, Teresa, la madre de las criaturas nació allí. El Bohío fue fundado por, entre otros, Valentina, abuela de Pepe y Diego poco antes de la Guerra Civil. En la posguerra se cerró hasta reabrir a principios de los setenta. Desde entonces ha sido de siempre un mesón de referencia, y sobre todo ha sido Pepe Rodríguez Rey quien en los últimos años ha logrado que El Bohío tenga un lugar privilegiado en las listas de los mejores restaurantes de cocina de vanguardia de este país. No es casualidad que tenga una de las famosas y cotizadas estrellas Michelin.

El destino

¿El secreto? La casualidad… O para ser más exactos, la casualidad, la inquietud, la creatividad y el trabajo. Casualidad porque ninguno de los hermanos Rodríguez Rey eran cocineros. Tenían, eso sí, la cultura gastronómica en los huesos porque, como decíamos, el mesón ha sido el sustento familiar de varias generaciones. Pero tanto Pepe como Diego trabajaban en la Sala, hasta que por diversos motivos, se vieron en la siguiente tesitura: uno de los dos tiene que ir a la cocina… No sabemos si lo decidieron jugándoselo a los chinos, pero el caso es que le tocó a la china a Pepe… Y hasta ahí el componente de casualidad.

Inquietud

La inquietud debe serle innata, y metido ya en faenas de fogón, Pepe no se conformaba con saber el oficio: “Hace 17 años llegó a mis manos un folleto que anunciaba Alta cocina de Autor en Vitoria. Me apunté. Por aquel entonces estaban por allí unos jovencitos llamados Adriá, Martín Berasategui… Cuando yo vi cocinar aquello y de aquella manera dije: esto es lo que yo quiero ser”. Esa inquietud nunca ha dejado estancarse a este cocinero y, al final, su oficio se transforma en una forma de vida: “Yo no me puedo tomar la cocina como un funcionario, en el sentido de entrar a trabajar a tal hora y salir a tal otra. Yo estoy pensando en la cocina las 24 horas del día: leyendo libros, haciendo exámenes, aprendiendo, evolucionando constantemente, porque siempre hay una técnica o un elemento nuevo que te puede hacer cambiar o subir el listón”, afirma Pepe.

Creatividad

Pero el trabajo es una cosa y la creatividad es otra. En el caso del Bohío encontramos las dos caras de la moneda: “No me emociona –asegura el cocinero- dar de comer bien, porque eso ya sé yo que es parte de mi trabajo. Lo que me emociona es poder hacer platos nuevos”. Platos como el “Velo de Garbanzos, la Pringada y su caldo”, la “Sardina con migas y chocolate”, la “Cigala con emulsión de coco, almendra y miel en una especie de ajoblanco dulce” o las “Colmenillas con manos de cerdo y verduras de hoja”. Creaciones que han logrado que críticos como José Carlos Capel, de El País, señale Pepe Rodríguez como uno de los 10 mejores cocineros de España… O que Carlos Maribona, de ABC, sitúe al Bohío entre los 10 mejores restaurantes de España…

Pepe es un personaje absolutamente creativo. La cocina es para él una forma de vivir, de relacionarse, de expresarse. Es difícil ir a su casa dos veces y encontrarte con los mismos platos. Yo diría que la creatividad es la norma de la casa. Y si alguien va al Bohío y ve a un tipo con un pantalón naranja con estampados en negro, es él.

Dejarse llevar

Mi recomendación –un servidor lo ha hecho así- es hablar con Diego, el Jefe de sala, y comentarle nuestras expectativas: si tenemos sólo apetito, o verdadera hambre, o si buscamos algo especial o, si algún producto no nos gusta… Y a partir de ahí, que sea Pepe quien sirva el menú degustación que quiera… Sin más. Y puedes pedir un vino concreto (su bodega ha sido premiada en alguna ocasión en el Salón del Vino, y ha sido también elegida como mejor bodega de Castilla La Mancha) o dejar que ellos te vayan haciendo el maridaje en función de los platos que te sirvan.

No ha habido vez que haya entrado en El Bohío y que no haya quedado encantado de todo: de los platos, del vino, de la atención… Hay quien asegura que El Bohío, estando en Illescas, es el mejor restaurante de Madrid.

Restaurante El Bohío
Avenida Castilla-La Mancha, 81.
Illescas. Toledo 45200
Tel: 925 511 126
http://www.elbohio.net/
Jefe Cocina: Pepe Rodríguez Rey
Jefe Sala: Diego Rodríguez Rey
Precio medio carta: 51-75
Días de descanso – Vacaciones: Domingos, lunes noche, agosto y Navidad