La llamada Isla Colombina, no es para visitar en un día. Ni en dos. Es lugar para quedarse. La isla reúne todas las cualidades de los lugares con encanto: paisajes de ensueño, buena gastronomía, vinos de calidad, cultura, senderismo, actividades acuáticas, playas, sol, golf, excelentes alojamientos y sobre todo, paz, mucha paz.
Texto: Txusa Karra
Fotografías: Turismo de la Gomera.
Está situada al Oeste de Tenerife y a unos 45 minutos en ferry Fred Olsen y a 60 en ferry de Naviera Armas. También existen vuelos diarios que la comunican con Gran Canaria y Tenerife Norte (Lineas Briten). Su clima es templado en invierno y primavera y no demasiado caluroso en verano. El norte de la isla es más húmedo debido a los vientos alisios que producen un fenómeno curioso, la llamada lluvia horizontal. El sur es más seco por las mayores temperaturas, siendo el sitio ideal –pero no el único- para disfrutar de las playas.
Un primer consejo para recorrer La Gomera es buscar viajes organizados o bien alquilar un coche. La orografía es difícil, formada por valles y barrancos que desciendes al mar como la lava de un volcán, no existe una carretera circular que bordee la isla, sus carreteras parten del centro de la circunferencia y se extienden como los radios de la rueda de un carro.
El tesoro de la laurisilva
La Gomera ha sido declarada por la UNESCO reserva mundial de la biosfera, debido a que conserva el bosque de laurisilva más grande de Europa en el Parque Nacional de Garajonay. Este parque está surcado de senderos que permiten realizar rutas para todos los gustos tanto andando como en bicicleta. Pero si decide pasearlo cuídelo, los gomeros lo llevan haciendo siglos y además forma parte importante de su economía: la belleza del parque atrae a muchos viajeros y esto enriquece la isla.
Los núcleos de población se localizan a lo largo de los barrancos que buscan el mar. Los más grandes se encuentran en la costa: San Sebastián al este, su capital, Playa de Santiago al sur y Valle Gran Rey al oeste. Sin estar en la costa, pero importantes son también Vallehermoso y Agüero. En medio, poblaciones pequeñas pero con mucho encanto y donde se puede disfrutar de las tradiciones más características de la isla: su arquitectura, sus cultivos agrícolas en bancales, su gastronomía más popular, la elaboración de la miel de palma y su artesanía. En el Centro de Interpretación de las Loceras, en el barrio de El Cercado, se puede disfrutar de una cerámica ancestral, que se sigue ejecutando sin torno.
Silbo gomero, un atractivo único
Debido a la orografía en La Gomera se desarrolló una forma de comunicación a través de Silbo Gomero. Se trata de un complejo lenguaje que se ejecuta silbando y que sirvió durante siglos a los gomeros para comunicarse a lo largo de los barrancos. El silbo se puede escuchar a una distancia entre 3 y 4 kilómetros. Hace unos años la UNESCO lo declaró Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad. Hoy día es obligatorio su aprendizaje hasta la enseñanza secundaria, y es uno de los recursos más demandados –su exhibición- por los viajeros.
Colón también estuvo allí
Los primeros pobladores de La Gomera fueron los Bereberes procedentes del norte de África. Posteriormente Jean de Benthencourt conquista la isla en el siglo XV. A finales de este siglo Cristóbal Colon usa la isla para repostar sus naves antes de emprender sus viajes a América. La razón –al menos la oficial- fue el pozo de agua salobre de San Sebastián: agua que aguanta más que la dulce para grandes travesías. De ahí el sobrenombre de Isla Colombina. Para conocer la historia de la ciudad y la isla hay que darse una vuelta sin prisa por San Sebastián, admirar sus edificios coloniales y visitar su museo arqueológico. Esto nos permitirá empaparnos de su pasado.
Además de caminar por la isla y sus bosques, podemos realizar excursiones marítimas para admirar su costa, donde destacan las formaciones basálticas de Los Órganos al norte de la isla. También se pueden realizar salidas al mar para el avistamiento de cetáceos: diversas variedades de delfines, ballenas…No olvidemos detenernos en sus miradores interiores donde podremos disfrutar de estampas bellísimas: valles, degolladas, roques, el propio océano o el Teide: una de las mejores vistas de este emblemático volcán se tiene desde La Gomera. Un auténtico lujo para los amantes de la fotografía paisajística.
Placeres para todos los sentidos
Dentro de la gastronomía podemos degustar sus pescados, su gofio, el potaje de berros o de verduras, el queso, el cabrito, el almogrote, sus mojos y sus postres endulzados con miel de palma. Sus vinos tampoco son desdeñables: ya gozaban de fama en la corte del zar Alejandro I de Rusia. Carlos III e incluso William Shakespeare fueron atraídos por estos caldos.
El alojamiento es prolijo y variado, fantásticos hoteles (incluso alguno con campo de golf), alojamientos rurales, El Parador de Turismo Conde de La Gomera – situado en un edificio que merece una visita-, apartamentos turísticos, pensiones o viviendas turísticas.
La Gomera reúne todas las condiciones para disfrutar de un remanso de paz, con unos recursos de enorme interés, servicios gran calidad y con un trato excelente, ya que sus habitantes son sobre todo son afables y les gusta compartir su felicidad con los viajeros. El paraíso está más cerca de lo que muchos creen.