El parque de atracciones más vanguardista del mundo busca inspiración en los grandes acontecimientos del pasado.

ENRIQUE SANCHO
Futuroscope que, como su nombre indica, centra su interés en mostrar el mundo del futuro con espectáculos en tres dimensiones y con la última tecnología, rinde en 2009 homenaje a tres celebraciones del pasado, aunque, eso sí, desde su particular visión en la que se mezclan la fantasía, el humor y una radiante originalidad. Son las últimas incorporaciones a la veintena larga de espectáculos que Futuroscope, con 22 años de rodaje, propone a sus visitantes, entre las que no falta de nada, desde dinosaurios a viajes espaciales, desde sensaciones de vértigo a inmersiones en el fondo del mar.

En el Año Internacional de la Astronomía, que conmemora los 400 años del primer uso del telescopio por parte de Galileo y las primeras observaciones de los planetas, el parque de atracciones francés sumerge a los visitantes en el espacio, en el corazón de emocionantes encuentros por el universo. Del pasado al futuro, propulsados a través de la Vía Láctea, los espectadores se verán sorprendidos por los fenómenos cósmicos del universo. Las imágenes científicas de los satélites de la NASA, de una calidad excepcional, han sido adaptadas para permitir ver las simulaciones de los fenómenos cósmicos en 3D. La película Colisiones Cósmicas, producida por el American Museum of Natural History y proyectada en pantalla hemisférica de 21 metros de diámetro, permite comprender la formación de las auroras boreales, la extinción de los dinosaurios y la tecnología empleada mediante naves espaciales para evitar choques de meteoritos con la Tierra en el futuro.

Otro evento relacionado con el espacio, la primera llegada del hombre a la Luna hace 40 años ha permitido la realización de Las Astromoscas, primer largometraje europeo de animación realizado exclusivamente en 3D y que tiene como protagonista a tres divertidas moscas que logran introducirse en la nave espacial Apolo XI en 1969, y que hacen su pequeña aportación al éxito de la misión. Es una película de animación en IMAX 3D proyectada sobre una pantalla de 850 m2.

El mundo de Darwin

Otro aniversario de 2009 son los 200 años del nacimiento de Charles Darwin y los 150 de la publicación de su más destacada obra «El Origen de las Especies». Si en su momento sus teoría resultaron escandalosas para las mentes puritanas de la época, el propio Darwin y todos los que le rodeaban se pasmarían si vieran la evolución que los animales sufrirán en unos cuantos millones de años, según creen los científicos que han inspirado con sesudos estudios Los animales del futuro, una de las atracciones de más éxito que en su segundo año en el parque presenta destacadas novedades.

Caraquiras, pequeños placotecos y babucaris, monos dotados de una inteligencia próxima a la del hombre; toratones y aves escupefuego que recorren los aires a gran velocidad; tiboluxes, calamares arcoiris, crustafines y argéntidos que nadarán en los fondo marinos antes de que vuelvan a congelarse; el calabón o pulpo-mono que recorre la jungla enroscándose en las ramas y el saltarol, descendiente del caracol actual que vive dando brincos porque no puede posar sus patas sobre la superficie de la Tierra a 80 grados centígrados.

Estos son algunos de animales del futuro lejano que poblarán una Tierra sin seres humanos y cuya representación visual sigue siendo uno de los éxitos de Futuroscope, en un ambiente mitad científico, mitad lúdico. Porque, aunque Animales del Futuro es ante todo la revolucionaria atracción de este gigantesco parque temático, situado junto a Poitiers, es también la consecuencia de un riguroso estudio sobre la evolución de los animales y su adaptación a los tiempos futuros. Muy futuros, habría que decir, ya que estamos hablando, como mínimo, de cinco millones de años contados a partir de ahora.

A bordo de vehículos de expedición, los visitantes exploradores de Animales del Futuro se embarcan en vagonetas que les van situando frente a los probables hábitats de nuestro planeta, tal como podrían evolucionar en el futuro debido al efecto de los cambios climáticos y a la actividad de la corteza terrestre. Cada uno de ellos puede tener una experiencia diferente ya que gracias a unos prismáticos especiales que sitúan las imágenes virtuales sobre el decorado y a una pulsera sensor que permite interactuar y tocar algunos de los elementos, se pueden ver surgir virtualmente y en tres dimensiones los animales que podrían poblar nuestro planeta dentro de 5, 100 e incluso 200 millones de años. Se trata, como apunta el presidente de Futuroscope, Dominique Hummel, de algo «posible pero no probable», pero no es un salto al vacío o una apuesta sin fundamento.

La miniaturización de los microprocesadores y los avances en materia de cálculo informático de los últimos años permiten crear hoy una atracción interactiva de un nuevo género, destinada al gran público. Ante cada secuencia de la experiencia, una cámara integrada en los prismáticos de los visitantes filma el decorado observado. A partir de la película filmada, un ordenador incrusta en tiempo real animales virtuales en 3D. La película, enriquecida con estas criaturas virtuales animadas, se recompone en tiempo real en las pantallas de los prismáticos, lo que tiene como efecto dar a los visitantes una sorprendente impresión de realidad. Gracias a un sistema de sensores de movimientos, los visitantes interactúan en directo con los animales. La fusión perfecta del mundo real y el mundo virtual, combinada con la interacción en tiempo real con el contenido de las escenas observadas, contribuye a enriquecer la percepción que tienen los visitantes de la realidad: es la realidad aumentada.

Para el «diseño» de estos animales del futuro se ha contado con expertos en evolución animal, como Christian Denys, profesor de zoología del Museo Nacional de Historia Natural de París, que han realizado rigurosos estudios, y para planear cómo será la Tierra entonces se ha contado con la empresa The Future is Wild Ltd que dirige el experto John Adams. Su puesta en escena se ha confiado a la empresa Total Immersion que preside Bruno Uzzam y que ha desarrollado la técnica «realidad aumentada», aplicada en simuladores de combate y cirugía y utilizada de forma lúdica por primera vez en el parque de Poitiers.

El hombre no parece poder tener un papel en ese futuro. Según el presidente de Futuroscope «más vale ir ahorrando para que las generaciones futuras puedan permitirse vivir en el espacio. En la Tierra no será posible».

Más novedades

Futuroscope, que ha recibido más de 37 millones de visitantes desde su apertura en 1987, entre ellos muchos españoles que son los visitantes extranjeros más numerosos, y es el segundo parque de ocio de Francia, demuestra una excelente madurez. Sus 22 años de éxito los debe a su posicionamiento único en el mercado del ocio, respondiendo a una doble vocación lúdica y pedagógica, y a la renovación de sus contenidos.

En 2009, Futuroscope prosigue su estrategia de renovación, basada en la calidad y la creatividad. Entre sus novedades, destaca también EcoDingo que hace participar a los visitantes más temerarios en una carrera futurista a través de universos gráficos sorprendentes. Realizado en imágenes virtuales sincronizadas con los movimientos de los asientos y comentadas por un periodista deportivo. Otras novedades de 2008 se mantienen ante su indudable éxito, como La Ciudad del Vértigo, un asombroso recorrido con gafas especiales que permiten ver los decorados del techo y tiene efectos alucinógenos, que hacen que los visitantes, confundidos por el efecto de sus gafas, pierdan todo punto de referencia espacial y visual para experimentar la sensación inédita de estar caminando por el techo. La ya clásica La Vienne dinámica, arrastra a los amantes de sensaciones fuertes a una emocionante expedición a bordo de asientos animados al ritmo de las imágenes. Viento, lluvia, olores y sonido espacial aumentan la intensidad de la experiencia.

Por su parte, en otro guiño a Darwin, Dinosaurios muestra la época, hace 230 millones de años, en que los dinosaurios reinaban en el mundo animal para desaparecer bruscamente hace 65 millones de años. En una pantalla hemisférica y gracias a una mezcla sorprendente de imágenes de síntesis e imágenes reales, el colosal herbívoro Argentinosaurus y su enemigo el Gigantosaurus, un bípedo carnívoro, cobran vida ante los visitantes, en formato gigante.

Para los más marchosos, resulta ideal la atracción Baila con los Robots, creada por Kamel Ouani, que recrea una inmensa discoteca con 10 brazos articulados de 7 metros de altura, que parecen salir del suelo, y que invitan a los visitantes a participar por parejas y a sentarse en la palma de sus manos. Las manos metálicas se cierran suavemente, la música despierta y los robots cromados inician, con sorprendente gracia, la interpretación de una coreografía enérgica y aérea que deja a los visitantes, a merced de estos colosos robotizados, y son manipulados, girados, balanceados en todos los sentidos al ritmo de la música disco o del vals.

Un mundo sin visión

Más de 400.000 personas han vivido ya la experiencia Ojos que no ven, un recorrido lúdico en total oscuridad a través de diversos espacios reconstruidos a partir de materiales, olores y sonidos. Es una atracción en la que los visitantes no tienen nada que ver, pero sí mucho que descubrir. En grupos de diez personas aproximadamente, los visitantes son guiados por un animador ciego, que les presenta la realidad de su vida cotidiana. Esta atracción a la búsqueda de los sentidos que menos utilizamos ofrece a los visitantes, animados por un centenar de estímulos auditivos, táctiles y olfativos, la posibilidad de comprender y compartir el mundo de otra manera.

Al caer la noche llega el momento del relax tras las emociones disfrutadas. Es la hora de acudir, por ejemplo, al restaurante Le Cristal, especializado en la llamada cocina molecular. Creada por algunos chefs estrella, la cocina molecular, fundada sobre el conocimiento científico, es el arte de utilizar las propiedades naturales de los alimentos que componen una receta. Desde hace tres años, los equipos del restaurante Le Cristal crean, siguiendo los consejos del químico Hervé This, las recetas más refinadas y asombrosas con texturas y gustos inéditos: perlas de alginato, caviar virtual, granizado espumoso… Aglutinando novedad culinaria y emoción visual y gustativa, la cocina molecular se integra de forma natural en el abanico de experiencias en Futuroscope.

Y, finalmente, lo que nadie debe perderse es el Espectáculo Nocturno en el lago, una fusión de láser, agua, fuego, música e imágenes proyectadas realmente sorprendente. El espectáculo de este año se llama El Misterio de la Nota Azul y explica la historia de dos dj’s enfrentados en un duelo musical para alcanzar la armonía pura: la nota azul. Es un trabajo de Yves Pépin, creador de grandes espectáculos como la ceremonia de apertura de los juegos Olímpicos de Pekín en 2008.

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Cómo ir:

Futuroscope (entrada adultos 35 euros) está en Poitiers, a 330 km de París. Puede llegarse por la autopista París-Burdeos A10, salida n° 28 «Futuroscope». Por tren, puede tomarse el TGV desde París-Montparnasse, se llega en hora y media.

En tren. Desde España, salidas diarias con el tren nocturno Trenhotel Francisco de Goya directo Madrid-Poitiers o Trenhotel Joan Miró Barcelona-París. Luego TGV París-Poitiers. Más información tel.: 902 24 02 02 y www.elipsos.com Buena opción para los visitantes del País Vasco, TGV directos: Hendaya-Poitiers en unas 4h. Información: 902 10 10 91 o www.tgv-europe.com

Más información:

www.futuroscope.com
www.sncf.com
www.poitiers.cci.fr
www.tgv.com
www.elipsos.com