Del 18 de marzo al 3 de abril con Franz Liszt como protagonista y un guiño a lo español

Enrique Sancho
En apenas unos días, Budapest se convertirá en la capital europea de la música. El Festival de Primavera es desde hace 26 años uno de los acontecimientos más importantes en la Europa musical. En realidad habría que decir artística ya que en este festival que dura del 18 de marzo al 3 de abril, además de conciertos sinfónicos, de cámara y de jazz, óperas y recitales, también ofrece ballet, teatro, folclore, exposiciones, cine, programas al aire libre y otros eventos. En total habrá más de 200 actos en unos 60 escenarios diferentes de la capital húngara y otros lugares próximos.

En 2011 el Festival de Primavera tiene una relevancia especial. En lo político, porque Hungría ostenta durante este primer semestre la presidencia de turno de la Unión Europea, lo que da más importancia a todo lo que allí se celebra, este año el invitado de honor del Festival será excepcional ya que se trata nada menos que de los 27 Estados miembros de la Unión. En lo musical, porque este año se conmemoran 200 años del nacimiento de Franz Liszt, sin duda el más ilustre músico húngaro, y a él estarán dedicadas buena parte de las actividades.

Las actuaciones del Festival de Primavera de Budapest tendrán lugar en algunos de los principales monumentos artísticos de la ciudad, por lo que su atractivo es doble. La Ópera Nacional Húngara, situada en la espectacular Avenida Andrássy, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por sus bellos edificios y su señorío, la Galería Nacional, la Iglesia Mathias, la Academia de Música Ferenc Liszt y el Palacio de las Artes son algunos de los escenarios elegidos. A lo largo de todo el Festival los visitantes tendrán a su disposición durante el día el mercado de artículos de arte popular en la plaza Vörösmarty, degustaciones gastronómicas de platos tradicionales y diversos programas al aire libre.

Programación variada

Los homenajes a Liszt se van a producir cada uno de los días que dura el festival. Llama la atención la representación su oratorio Christus en el Teatro Csokonai de Debrecen y el estreno mundial de la nueva ópera de Gyula Fekete, que lleva el título de Excelsior, basada en un período particularmente crítico y tenso de la vida privada de Ferenc Liszt. Esta nueva obra que mezcla de manera atrevida los hechos históricos con lo fantástico, fue creada a petición del Festival y se estrenará en el Teatro Thália. El inimitable pianista que fuera Liszt será evocado por varios conciertos, por ejemplo, en la velada de la Orquesta del Festival de Budapest se podrá oír su concierto Nº 2 para piano, uno de los más virtuosos de la literatura musical. También se prestará atención a otras glorias nacionales, como Bela Bartok o Zoltan Kodaly, a cargo de la Orquesta Filarmónica Nacional de Hungría.

Aunque todo el programa es muy atractivo y hay mucho donde elegir, hay que destacar la presencia del genial director Zubin Metha al frente del Maggio Musicale Fiorentino que cerrará el festival, las representaciones de las óperas Macbeth y El trovador de Verdi, Don Pasquale de Donizetti, Orlando Furioso de Vivaldi, Eugene Onegin de Tchaikovsky y Una noche en Venecia de Johan Strauss II. El festival hace este año un guiño a lo español con la presencia de Pepe Romero el primer fin de semana para cautivar al público con su guitarra y con la representación de Carmen por la Compañía de Antonio Gades.

Año Liszt

Además de asistir a las diferentes actividades del Festival de Primavera, hay que rendir un homenaje a Franz Liszt que además de buen músico, compositor e intérprete, fue un precursor del europeo de hoy, ciudadano del mundo, y una magnífica persona. Para ello, nada mejor que dedicar un tiempo a visitar su museo, instalado en la casa y academia de música en la que vivió los últimos cinco años de su vida. Está en el número 35 de la popular calle Vörösmarty, haciendo esquina con la no menos famosa avenida Andrassy, antes mencionada. El museo está ubicado en las habitaciones que Liszt ocupó durante su última estancia en Budapest entre 1881 y 1886, e intenta recrear, mezclando objetos y muebles originales del compositor y otras piezas de la época, el aspecto que éstas tenían en vida del músico. En la puerta hay que ponerse unas curiosas zapatillas para proteger el suelo y las alfombras, que acentúan la sensación de entrar en un lugar especial.

Una de las piezas principales es un piano Chickering usado por el compositor en diferentes ocasiones, y también destacan un curioso escritorio con un pequeño teclado incorporado, regalo de la marca Bosendorfer al artista, un pequeño reclinatorio para las oraciones, sobre el que se encuentra el “crucifijo de viaje” del compositor.

Liszt se hizo famoso en toda Europa durante el siglo XIX por su gran habilidad como intérprete. Sus contemporáneos afirmaban que él era el pianista técnicamente más avanzado de su época y quizás el pianista más grande de todos los tiempos. También fue un importante e influyente compositor, un profesor de piano notable, un director de orquesta que contribuyó significativamente al desarrollo moderno de la técnica y un benefactor de otros compositores y artistas intérpretes o ejecutantes, en particular Richard Wagner, que se casó con una hija suya, Hector Berlioz, Camille Saint-Saëns, Edvard Grieg y Aleksandr Borodín.

Y de fondo, Budapest

Sin duda uno de los atractivos de este Festival de Primavera es la ciudad en que se celebra y sus muchos encantos. Al recorrer la capital húngara se descubre que está plagada de restos romanos, baños turcos y arquitectura gótica y barroca, así como elaboradas fachadas secesionistas (el equivalente húngaro al Art Nouveau). Pero visitar Budapest no es solo descubrir el pasado, sino tener la oportunidad de ser testigos de su futuro brillante. La forma más obvia de comenzar a explorar la extraordinaria diversidad de Budapest es verla desde la Ciudadela del Monte Gellért, o desde el famoso Bastión de los Pescadores del ecléctico distrito del Castillo de Buda. Un viaje en barco, un paseo o un recorrido en el tranvía número 2 a lo largo de las orillas del Danubio situado en el lado de Pest es una buena manera de admirar los montes de Buda y el gigantesco edificio del Parlamento.

Después viene la auténtica visita turística de los puntos más destacados, como la Sinagoga más grande de Europa, la Basílica de Szent István, la Iglesia Mathias y el Palacio Real de Buda, sin olvidar, claro está, el célebre Puente de las Cadenas y la majestuosa avenida Andrássy que finaliza en la Plaza de los Héroes, un bello monumento a las figuras históricas clave de Hungría.

Y, naturalmente, hay que dejar tiempo para disfrutar de alguno de los muchos balnearios de la ciudad. Nada menos que 118 fuentes termales hay en Budapest, con aguas que brotan a temperaturas de 21 a 78 °C, con un caudal que supera los 70 millones de litros diarios. La cultura del baño forma parte de la vida de los húngaros desde hace siglos. Es a la vez emocionante y relajante, moderno y tradicional, cotidiano y especial. Desde primera hora de la mañana, una docena de baños termales tientan con sus aguas, masajes y hedonismo en estado puro.

Algunos de estos balnearios tienen más de 400 años, y de los 150 años de dominación otomana se conservan los baños construidos por los turcos, tres de los cuales siguen funcionando hoy en día: Király, Rácz y Rudas; otros se construyeron a finales del siglo XIX o inicios del XX, en estilos que van del secesionista al neoclásico, como el Gellért, los baños Lukács o los Széchenyi. Los más noctámbulos tienen la oportunidad de acudir a uno de los baños más emblemáticos, el Rudas, los viernes y sábados por la noche, hasta las 4 de la mañana, mientras toman una copa.

Cómo ir: El buscador puede encontrar los mejores vuelos directos o indirectos desde cualquier ciudad española. Por ejemplo las compañías Wizz Air y Malev tienen vuelos desde Barcelona a partir de 45 euros, y saliendo de Madrid, desde 106 euros.

Información:

Oficina Nacional de Turismo de Hungría: Tel.: 915 569 348

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