La primavera es la estación en Sicilia
Texto y fotos: Kiko Martínez
Aunque en cinco días no se puede conocer con detalle Sicilia -la isla más grande del mediterráneo- si te puedes hacer una buena excursión por lo menos por la mitad de ella. Sicilia se encuentra en mitad de todo, con influencias de oriente y occidente, ya que fue conquistada ocasiones por diferentes civilizaciones: fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, ostrogodos, bizantinos, sarracenos, normandos, españoles, y así hasta que por fin en el siglo XIX paso a formar parte del Reino de Italia. De todos estas idas y vueltas han conseguido mantener un rico legado cultural, una variada gastronomía y una isla preciosa que todavía conserva en muchas partes la esencia del mediterráneo, sin estar excesivamente explotada por el turismo de sol y playa.
La primavera es la estación en Sicilia. En esta época, así como en otoño, las condiciones climatológicas te permiten disfrutar de la isla sin demasiados calores y sin la excesiva presencia turística. En los veranos presumo que el calor deber ser insoportable, a pesar de que la mayoría de las viviendas tienen aire acondicionado.
Las carreteras principales en Sicilia son viaductos y largos túneles entre paisaje y paisaje. Mi viaje comienza en Trapani -desde Madrid se suelen encontrar ofertas baratas- y desde el aeropuerto se alquila un coche y ¡adelante comienza la excursión!
Palermo
Con un día es suficiente para pasear por la ciudad y sus calles como son Vía Roma, Vittorio Emanuelle, Vía Maqueda, los alrededores del puerto o la emblemática plaza Quattro Canti. Palermo es una ciudad un tanto caótica, la gente conduce a su aire, aunque a mi entender mejor que en Nápoles. A a lo largo de las calles nos encontramos con infinidad de puestos, de verduras y frutas, de pescados y carnes y una infinidad de isocarros (furgonetas de tres ruedas) con pequeños puestos ambulantes, y en ellos nos podemos encontrar vendiendo mazorcas cocidas de maíz, frutas, pescados, carne, chucherías en fin un poco de todo. Imprescindible visitar el pintoresco mercado de la Vucciria donde entre murmullos y gritos podrás conocer y degustar lo más típico de la comida siciliana, la gente es muy amable y servicial.
Los lugares más emblemáticos de Palermo son La Catedral con su mezcla de estilos, el Teatro Massimo o el Palacio Real. A las afueras de Palermo y a mi juicio lo más interesante de ver es la catedral de Monreale de estilo románico normando asumiendo el estilo árabe anterior a su construcción. El ábside lo preside un Pantocrator, sus mosaicos dorados son impresionantes y se nota su influencia bizantina. Además cabe destacar el claustro que forma parte del monasterio benedictino adosado a la catedral.
Cefalú
Es un pueblo medieval eminentemente turístico, todo gira alrededor del turismo. La playa es pequeña de arena. Lo único que cabe destacar es la Catedral y su Pantocrator.
Siracusa
La ciudad más europea y bonita que he visitado. Toda la ciudad gira alrededor de la isla de Ortygia. Destaca sin lugar a dudas la Piazza del Duomo con una gran sorpresa en el interior de la catedral, pues esta sustentada sobre un antiguo templo griego dedicado a la diosa Atenea. El interior es espectacular, es uno de los pocos lugares que tienes la sensación de estar dentro de un templo griego con sus columnas dóricas arropando la catedral de estilo barroco siciliano. Pero si interesante es su catedral no más interesante es pasear por sus calles y por los alrededores de su costa, perderse por sus estrechas calles, comer sus ricos helados y pasteles, disfrutar de una puesta de sol, sentarse en alguna terraza a disfrutar de un buen refresco, o de una buena cerveza (en el sur de Sicilia si hay cerveza sin alcohol, en el norte difícil de encontrar) acompañados de unas aceitunas o una Panella, son una especie de torta hecha con harina de garbanzos.
Ya dentro de la ciudad, es imprescindible visitar el parque arqueológico de “Neapolis” con sus ruinas griegas y romanas, visitar su anfiteatro romano, el teatro griego, las canteras de piedra llamadas “Las Latomias” y la gruta “Dei Cordari” con sus hermosos jardines hasta llegar a la “Orecchia di Dionisio”, espectacular cantera en forma de oreja como su propio nombre indica, por último es importante visitar el museo, donde encontrará todos los tesoros y restos arqueológicos encontrados en el parque.
Si quieres comer una buena pizza en Siracusa debes ir a la Vía Malta 34 allí encontrarás la Pecora Nera, excelente pizzería con una buena carta de vinos.
Agrigento
Si vas a Sicilia y no quieres ver piedras, no pases por Agrigento… y en realidad, por casi toda la isal. El Valle de los templos probablemente es el asentamiento griego más importante de Sicilia. Dicen que la mejor época para visitarlo es cuando florece el almendro.
Destacan: El Templo de Juno, El Templo de Hércules, El templo de Cástor y Polux, El Templo de Esculapio, El Templo de Vulcano, El Templo de Zeus (famoso por sus atalantes o colosos, el original se puede ver en el museo situado en el mismo valle) y el Templo de la Concordia, el mejor conservado de todos. Las entradas cuestan 10 euros por persona y puedes ver todo en un par de jornadas. Si alguna pega se puede poner al Valle de los Templos es que no hay audioguías en castellano.
Segesta
Esta ciudad de procedencia incierta, esta situada muy cerca de Trapani rodeada de viñedos, destaca sobretodo por su Teatro Griego situado en lo alto de un cerro al cual se accede andando o en autobús pues se encuentra a kilómetro y medio y se accede a él por una carretera sinuosa y empinada. El autobús cuesta 1´5 euros, y la entrada son otros 6 euros más. El teatro tiene una muy buena acústica y un bonito paisaje desde lo alto. Enfrente, en un lateral en otro cerro se nos presenta de manera majestuosa el Templo Griego muy bien conservado con sus columnas dóricas casi intactas.
Erice
Se accede a ella desde Trapani por carretera 14 kilómetros -no muy aconsejable por ser demasiado estrecha y tortuosa- o, como hace todo el mundo, a través del Teléferico, que en 10 minutos te deja arriba. Desde el Teléferico podemos ver los días claros hasta las costas de Túnez además de contemplar Trapani y sus salinas, la conjunción del mar Tirreno y el Mediterráneo así como las islas de Favignana y Levanzo y al fondo la isla de Marettimo. Al llegar arriba nos encontramos una Puerta Normanda y al atravesarla una maravillosa ciudad medieval con estrechas calles muy turísticas con muchas tiendas de souvenirs hasta coronar el castillo.
Gastronomía siciliana
Si tengo que destacar algo por supuesto empiezo por el pan con semillas de sésamo que le da una textura crujiente y muy apetecible, en algunos casos le ponen miel a la masa, pero el verdadero truco esta en mezclar harina de trigo y sémola de trigo.
Los quesos son excepcionales, sicilianos salados, picantes y dulces, frescos y sazonados: queso siciliano con sal y pimienta blanca, queso con pimiento seco picante, Provolone curado maravilloso, además de los quesos provenientes de la península como el parmesano o la mozzarella. Pero si hay una joya de la corona en Sicilia es la Riccota con ella se elaboran unos maravillosos helados y pasteles como es el Cannoli.
En cuanto a la fruta hay mucha variedad, pero destacan sobre manera las naranjas en especial las rojas o como llamamos en España sanguinas con las cuales elaboran unos zumos riquísimos. Los Helados son muy cremosos con menos aire de lo habitual. Las Pizzas no están mal pero para mi gusto a los napolitanos no les supera nadie, las bordan.
Un aperitivo famoso en Sicilia son los Arancine: bolas de arroz fritas y rellenas de todo tipo de alimentos, carne, pescado, espinacas, salmón, atún etc.
El plato que más identifica la cocina siciliana es la Caponata, una ensalada o pisto delicioso hecho con berenjenas, aceitunas, alcaparras y el apio, hace un gran aperitivo.
Los vinos de Marsala son famosos, pero para mi los blancos destacan más, elaborados con uva malvasía los blancos jóvenes entran muy bien al tener ese gusto dulce que nos recuerda a lo que será más tarde con la crianza el moscatel.
Nota:
Lleve siempre dinero suelto, en algunos lugares siguen con el viejo truco de pedirte suelto para ver si le dejas la propina.