Los pueblos blancos de Cádiz recrean la vida cotidiana de Belén con más de 1.500 actores. Más de 90.000 personas visitan anualmente los belenes vivientes de Arcos, Medina Sidonia, Espera y El Gastor

Texto y fotografías. Diputación de Cádiz

 

Arcos de la Frontera, Medina Sidonia, Espera y El Gastor y sus vecinos se convertirán en diciembre en Belén de Judea 2.000 años atrás. La emoción sólo dura unas horas, pero más de 75.000 personas se animan cada año a visitar los belenes vivientes del interior de la provincia de Cádiz.

El sábado 18 será el belén viviente de Arcos –declarado de interés turístico- y también el de El Gastor, donde además se llevará a cabo un mercadillo con degustación de chacinas y dulces. El domingo 19 la cita será en Medina Sidonia. El más madrugador es este año el de Espera que se adelanta al 11 de diciembre.

Unos 700 vecinos de Medina y 400 en Arcos levantarán el Belén histórico, con sus mercados, sus escribanos, sus artesanos –los oficios perdidos- por las calles de estos municipios declarados conjuntos histórico-artístico.

El belén viviente de Arcos de la Frontera se compone de unas treinta escenas, pero la mejor opción es adentrarse en las callejuelas de la villa y sentir el calor de las hogueras, los aromas de antaño y cómo los figurantes le dan vida a toda una época en torno al nacimiento del Mesías. En Arcos, hasta el niño Jesús es un recién nacido.

La representación empezará a las seis y media de la tarde y termina oficialmente a las once y media de la noche pero la atracción es tal, que pasada la madrugada, todos los rincones del recinto monumental son un continuo ir y venir de visitantes para disfrutar de la belleza del pueblo, de la magia que aportan la noche y sus personajes.

Lo mismo ocurre en Medina Sidonia, donde el recorrido se amplía este año, superando el kilómetro de longitud y recorre las tres puertas de entrada a la ciudad vieja: el arco de la Pastora –de origen árabe- y las puertas del Sol y de Belén. La recreación empezará a la una del mediodía y se prolonga hasta las 8 de la tarde.

Todo un espectáculo efímero, que despierta la admiración de cuantos lo visitan por la implicación de sus gentes, que ceden enseres y locales y participan activamente en una representación que hace a todos viajar en el tiempo.

En Espera tomaron como punto de partida un villancico tradicional que cuenta que el Niño Jesús nació en una cueva del castillo del pueblo y más de cien vecinos se visten de época para poner en escena un belén viviente desde las dos hasta las ocho de la tarde.

En El Gastor son 200 los actores que estarán a disposición del público desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche. En este pueblo se viene organizando el Belén viviente de 2005.

Estos municipios merecen una visita en cualquier época del año. Arcos, está considerado uno de los pueblos más bonitos de España, cargado de historia, pero lo que lo hace especialmente atractivo es su silueta, inconfundible, como si rodara desde lo alto de la peña hasta la orilla del río Guadalete.

Medina Sidonia se encuentra situada en el centro de la provincia de Cádiz, dentro de la Ruta del Toro. Su nombre, de raíz fenicia, recuerda que aquí llegaron los fenicios de la ciudad libanesa de Sidón. En la actualidad tienen unos 11.000 habitantes y conserva su impronta romana, árabe y medieval

El Gastor también es conocido como el balcón de los pueblos blancos y como Espera, comparten el urbanismo típico de los pueblos serranos.

El Gastor también celebrará el día 26 de diciembre la Fiesta del Polvorón en la que el pueblo se reúne en torno a una hoguera y comparte villancicos y polvorones hasta entrada la noche. El resto del año atrae turismo interesado en la espeleología, en sus monumentos megalíticos, en el Museo de Usos y Costumbres instalado en la casa de la novia del bandolero José María El Tempranilo. Aunque lo que más público atrae es su Corpus Christi, declarado de interés turístico.

En Espera es cita obligada su molino de aceite que fue la antigua Casa de la Cilla o de los Diezmos, el castillo de Fatetar o la ermita que alberga el Cristo de la Antigua.

Cuenta además el pueblo con un Museo Arqueológico dedicado al mundo funerario ibero-romano, el yacimiento de Esperilla con vestigios que se remonta a más de 3.000 años y la antigua ciudad romana de Carissa Aurelia, situada a unos 7 kilómetros de la localidad.