Todos los caminos conducen a Roma, pero la ruta del cordero lechal, no está en Roma, sino que te lleva directamente a Roa (Burgos). Se encuentra a menos de media hora de la nacional A1 a la altura de Aranda de Duero. Actualmente existen numerosos lugares en esta zona donde preparan el lechazo en horno de leña, estupendamente, pero hoy en día existe un lugar de referencia donde tratan el asado de manera especial.
Texto: Francisco J. Martínez
Fotografías: Manuel Moraga
La familia Cristóbal lleva más de un siglo a cargo de este singular restaurante, al cual hay que pedir reserva con antelación, sobre todo los fines de semana que siempre esta lleno. Al comedor se accede a través de unas tenues escaleras, es bastante amplio y con unas enormes ventanas que dan al Duero, Las paredes están revestidas de azulejos al igual que los hornos situados en el mismo comedor, a la vista de los comensales. También podemos ver numerosas fotos colgadas en la pared a modo de decoración de la familia Cristóbal en compañía de diversas personalidades que ensalzan todavía más el nombre del Nazareno. Los buenos cocineros bien saben donde vienen a comer lechazo, suelen ser visitantes asiduos. Los dueños son encantadores y el trato es muy familiar. En definitiva quieren que te sientas a gusto.
En este restaurante no se complican la vida, tienen una carta muy sencilla, todo gira alrededor del lechazo, con unas raciones bastante generosas, que suelen ser de un cuarto para dos personas, acompañado de una ensalada y todo regado de un buen Ribera de Duero. Lo que distingue su asado es que asan a llama viva con el horno abierto. Con ese tradicional sistema se logra que la carne quede tostada por fuera y jugosa por dentro. Una delicia. También tiene fama su morcilla de arroz frita que por desgracia ese día no probé. Sí comimos unos langostinos, que para ser un pueblo castellano estaban bastante bien. De postre tomamos el típico hojaldre (las milhojas famosas en toda la región).
Tienen una carta de vinos de Ribera de Duero muy amplia, en nuestro caso, nos dejamos aconsejar, y nos sacaron un Cepa 21, un vino generoso y amable y muy sutil, los vallisoletanos José y Javier Moro, de Bodegas Emilio Moro S.L., son las personas que lideran esta bodega y junto a Imanol Arias acompañado de otros artistas y deportistas son los autores de este caldo tan lleno de matices, como nos indicó uno de los hijos de la familia Cristobal. Este vino fue el acompañante perfecto a este asado sublime donde el lechazo no necesita cuchillo, sus carnes se deshilachan solas con un simple tenedor.
Recomendamos fervorosamente visitar el Nazareno, es imprescindible para rescatar el buen hacer en la cocina con productos de primera y con un saber hacer incuestionable y a un precio asequible.
A la vuelta a casa echarse la siesta en cualquier chopera o pinar a la orilla del Duero sobre todo si es agosto como era nuestro caso, para hacer bien la digestión y poder volver sin miedo a los controles, y el día perfecto, y si por el camino te echas un pan debajo del brazo y algún chorizo de la zona que seguro que lo encuentras, acompañado ya en casa de un buen ribera de Duero, descansados y relajados tras una buena ducha, recordando el buen provecho que le has sacado a una jornada tan maravillosa en lo que respecta al cultivo de los sentidos.
Restaurante Nazareno
Puerta Del Palacio 1
09300 Roa
947 540 214