Puede dar pereza viajar a San Petersburgo en octubre o noviembre, pero el abanico de paisajes que nos ofrece esta ciudad en esa época es increíble. Nos podemos encontrar con días de sol con los árboles en tonos ocres y amarillos, a la vez que las primeras nevadas y témpanos de hielo navegando por el Neva. Muchos petergusgueses afirman que el mejor momento para visitar la ciudad es el otoño.
Texto: Txusa Karra
Fotografías: Manuel Moraga
La ciudad , construida estratégicamente en la desembocadura del Neva, era un antiguo asentamiento de pescadores rusos, finlandeses y suecos, y está integrada por con 101 islas y multitud de canales que la atraviesan. Desde luego, la cultura aflora por sus esquinas no en vano allí nació Dostoieswsky, Gogol, Pushkin, Tchaikosvsky, orsakov, Paulova o Niyinski. Pero es que además, San Petersburgo es una ciudad para pasear pues es un museo al aire libre, sus esculturas, edificios, sus cúpulas…
La avenida Nevski es la calle principal de esta ciudad. A lo largo de su recorrido nos encontramos con almacenes, hoteles, cafeterías, restaurantes, salas de conciertos, etc. Paseando por ellas atravesamos varios canales, nos podemos desviar tanto a la izquierda como a la derecha y pasear por las orillas de los mismos. Esta avenida está llena de edificios de corte neoclásico, muy afrancesados, alternando con edificios de estilo Modernista. Sin duda el fundador de San Petersburgo, Pedro I El Grande, construyó esta ciudad a la imagen de París: no podemos olvidar que fue la capital de Rusia hasta el inicio del siglo XX.
En uno de sus extremos termina, la avenida Nevski en el Palacio del Hermitage. Es un lugar ideal para realizar compras y llevar recuerdos típicos, sobre todo en los almacenes Gostiny Dvor. Algunos centros comerciales de esta avenida -o próximos a ella- cuentan con supermercados donde podemos comprar productos típicos de Rusia. También en esta avenida se encuentra la casa del libro donde puedes encontrar libros en todos los idiomas. Si te apetece descansar un poco, vale la pena visitarla en la planta de arriba y tomar algo en su agradable cafetería. Y si quieres darte un baño de lujo –en sentido figurado-, puedes acercarte al famoso Hotel Europa, que está muy próximo. Depende de cómo esté tu tarjeta de crédito puedes optar por hacer compras en las lujosas tiendas que alberga, o comer en alguno de sus restaurantes, o tomar un aperitivo, o un café… o simplemente recorrerlo por dentro., que de momento es gratis.
En esta ciudad uno no puede dejar de visitar el “Palacio de Invierno” o Hermitage. Un consejo: tómatelo con calma y no quieras darte un empacho de museo. Lo ideal es visitarlo en diferentes días, pues no sólo hay que admirar su fabulosa pinacoteca, sino que todo el edificio en sí, sus estancias, sus suelos, los techos, las lámparas, las escayolas, su colección de relojes…
Otro lugar de visita ineludible es la Catedral de San Isaac, realizada en mármoles de diferentes procedencias. En su interior se puede ver un impresionante retablo decorado en malaquita, lapislázuli y oro. El andamiaje para su construcción fue obra de un ingeniero español Agustín de Batancourt. Se puede ascender a la cúpula por una escalinata y tenemos una maravillosa vista de San Petersburgo.
Dentro del más puro estilo ruso nos encontramos con la Iglesia de la Resurrección de Cristo o también llamada del Salvador sobre la Sangre Derrama, situada a orilla del canal Grivoyédova, próxima al Museo Ruso y a la Avenida Niesky. Fue mandada construir por el zar Alejandro III en memoria de su padre Alejandro II que había sido asesinado en ese lugar: algunos trozos de barandilla y de granito manchados por la sangre de este zar se conservan como reliquias. Las cinco cúpulas decoradas de cobre y esmaltes nos recuerdan a la Catedral de San Basilio en Moscú. Las piedras fueron extraídas de canteras rusas y de diferentes lugares de Europa, en el diseño de los mosaicos intervinieron los mejores artistas europeos de la época. El conjunto es espectacular.
La Catedral de Nuestra Señora de Kazán es la más importante de San Petersburgo y se levantó en honor a esta virgen que es el icono más venerado en toda Rusia. A diferencia de las iglesias ortodoxas es de cruz latina, pues se construyó a imagen y semejanza de San Pedro de Roma. La fachada lateral cuenta con una columnata grandiosa que da a la Avenida Nevski. Es curioso que esta fachada no sea la entrada principal a la Catedral. Su estilo es puramente neoclásico. En su época se quiso significar como un monumento en honor a la victoria a Napoleón. El Icono de la virgen de Kazán se encuentra en su interior.
La Fortaleza de Pedro y Pablo fue la primitiva ciudadela de San Petersburgo, allí se encuentra la Catedral del mismo nombre, donde se encuentran enterrados los zares Nicolás II y Pedro I el Grande, el cual ordeno su construcción en el año 1703 en la Isla Záyachi, en el rio Neva, y sirvió como cuartel militar y prisión. Después de la revolución bolchevique se transformó en un museo.
San Petersburgo cuenta con una tradición cultural muy importante y sobre todo en torno a la música. Si planificas el viaje con antelación puedes sacar entradas para el ballet, la opera o conciertos. Dentro de los grandes teatros están el Mariinsky, el Mijáilovski o la Filarmónica de San Petersburgo entre otros, pues la red de teatros y salas de conciertos en bastante numerosa. Por cierto, es una delicia escuchar los coros en las ceremonias ortodoxas, de modo que si tienes la oportunidad de ir a una misa ortodoxa no lo dudes.
Información práctica
En otoño el frio todavía se soporta bien. Solo hace falta llevar una ropa adecuada para pasear, pero teniendo muy presente que en el interior de los edificios nos tendremos que despojar de todo porque las calefacciones están exageradamente altas. Lo mejor es vestirse por capas.
Comer en San Petersburgo es bastante económico y en cada esquina encontramos restaurantes, unos de comida rápida y otros a la carta. Déjate llevar por las sopas – que suelen ser exquisitas- el salmón, los blinis con caviar, las brochetas de carne y los lácteos. Es más económico pedir comida rusa que internacional y los restaurantes de los hoteles suelen ser más caros.Casi todas las cadenas de hoteles internacionales están representadas en San Petersburgo. Su precio es normal y algunos están en el centro de la ciudad.
Y si nos cansamos de caminar, San Petersburgo cuenta con una buena red de transportes públicos muy buena, entre ellos el metro, que para mí es mucho mas aconsejable que los taxis: éstos es mejor que te los pidan desde los hoteles y pactes el precio con antelación pues las discusiones con los taxistas son tediosas y desagradables… Y eso en el feliz caso de que te entiendan., que no suele ser lo habitual.
Hay unas estaciones de metro que vale la pena visitar, situadas en la línea roja, y son Avtovo, Kírovsky Zavod y Ploshad Vosstania. También se puede recorrer el rio en transportes marítimos con guía se cogen al lado del Ermitage. Déjate llevar por los rincones y canales de San Petersburgo y disfrutarás de un viaje inolvidable.
«amo el transparente ocaso de tus noches,
cuyo fulgor sin luna me embelesa
cuando estoy en mi cámara escribiendo
y leyendo sin lámpara”
(“Prólogo”, El jinete de bronce). Pushkin
Direcciones de interés
Página oficial de Turismo de Rusia:
Consulado de España en San Petersburgo:
www.exteriores.gob.es/Embajadas/MOSCU/es/Embajada/Paginas/Consulado-General-en-San-Petersburgo.aspx