EL TRÁNSITO INMEMORIAL
Texto: Manuel Moraga Fotografías: Txusa Karra
Es historia, paisaje, arquitectura y sabores. Y también es confort, calidad y conciencia medioambiental… Es el Parador de Carmona: el antiguo Alcázar del Rey don Pedro reclama la atención del viajero que sube o baja por la Autovía A4. Tarde o temprano, la visita es obligada.
Tiene Carmona un emplazamiento privilegiado para el domino de las rutas que ya se recorrían por estas tierras más de mil años antes de Cristo. El núcleo está enclavado sobre un “alcor” o promontorio desde el que se pierde la vista en 360 grados. No es extraño que esta plaza fuera objeto de disputa de tartesos, vándalos, romanos, árabes o cristianos. Prueba de la importancia geoestratégica de Carmona es que formó parte de la Vía Augusta, la calzada romana más larga de la Hispania, siendo el principal eje de la red viaria romana en la piel de toro, ya que partía de Cádiz para ascender hacia el noreste andaluz, pero buscando pronto el litoral mediterráneo y siguiéndolo hasta salir a tierras galas por Gerona.
En ese camino cargado de historia, todo aquél que suba o baje por la autopista A4 se queda admirado por la imponente silueta de Carmona y, sobre todo, del que en tiempos fuera el Alcázar del Rey don Pedro, hoy Parador de Carmona. Y tarde o temprano, el viajero siente la necesidad de desviarse de su camino y satisfacer la natural curiosidad de entrar en tan imponente edificio, pisar sus losas, admirar su arquitectura, embriagarse con sus vistas o ¿por qué no? alojarse en él para disfrutar al máximo de toda la riqueza sensorial que ofrece este Parador. Nosotros, desde luego, lo hicimos así.
Como Pedro por su casa
Es curiosa la emoción que da la conciencia de que ese mismo espacio que uno transita ha sido recorrido y vivido por fenicios, cartagineses, romanos, visigodos, árabes, judíos y cristianos. “El Alcázar del Rey don Pedro –nos cuenta José Navío, director del Parador- debe conservar todavía alguna piedra de la antigua construcción romana, sobre la que después edificaron los árabes toda la barbacana del alcázar viejo”. Obviamente, aquel viejo Alcázar árabe que Pedro I hizo restaurar en el siglo XIII ha ido cambiando a lo largo de los siglos, pero según los expertos, no difiere mucho del original. El edificio basa su arquitectura fundamentalmente en dos elementos: piedra y madera. El objetivo era evocar aquel antiguo alcázar del rey don Pedro y para ello –según nos comenta el director del Parador- se han seguido bocetos de la arquitectura mudéjar. Eso sí, para adecuarlo a su actual uso hostelero se necesitó una obra de cuatro largos años. Finalmente, el Parador de Carmona fue inaugurado por SSMM los Reyes de España el año 1976.
Parece ser que Pedro de Castilla (conocido como el cruel o el justiciero, según del lado que se mire) vivió aquí con su amante María de Padilla. Tras las batallas, el monarca acudía a descansar a este alcázar y, al estar ubicado en una ciudad perfectamente amurallada y segura, lo hacía de manera informal, sin escoltas, sin un atuendo especial: como si toda la ciudad fuera una extensión de su alojamiento. De ahí se dice que viene ese dicho popular español: “como Pedro por su casa”.
Descanso digno de reyes
El edificio alberga 63 habitaciones con excelentes vistas. La mayoría dan a la vega, y cinco de ellas miran a la antigua muralla y a parte de la ciudad. No hace mucho, en 2011, las estancias han sido nuevamente redecoradas actualizando telas, colchas, parte del mobiliario, elementos de iluminación, etc. Todo con el objetivo de realzar el propio espacio de las habitaciones. Por cierto, no existen suites, pero sí hay dos habitaciones especiales que tienen baño con hidromasaje y una incluso con dosel en la cama de matrimonio. Todas las estancias son muy espaciosas y luminosas, muchas de ellas cuentan incluso con balcones y algunas con dos ventanas.
También, como es lógico, el Parador se implica en la vida social y cultural de Carmona, y es habitual encontrar en su Salón Bermejo toda suerte de exposiciones para el esparcimiento tanto de viajeros como de los propios habitantes de la localidad. Asimismo, podemos aprender y disfrutar con las conferencias magistrales de la Universidad de Sevilla que se celebran en el Parador o con los recitales de guitarra clásica y flamenca que tienen lugar en el patio. Por cierto, que con o sin recital, ese a al Patio de la fuente bien merece una visita.
Saborear Carmona
Hablando de salones, hay que destacar también que este establecimiento cuenta con espacios para convenciones, como la sala polivalente, donde se celebran, por ejemplo, bodas o reuniones de hasta 180 personas. Y si seguimos recorriendo las estancias, llegamos a su comedor majestuoso, de altos techos y vistas a la vega: buenas vistas para la gran cocina de Miguel Ángel Blanco, cocinero que lleva las riendas gastronómicas del Parador.
Por supuesto, el capítulo gastronómico tiene una gran importancia. De hecho, son muchos los clientes que acuden expresamente a este Parador para degustar los platos autóctonos de la comarca, como las espinacas, la alboronía, la cartuja de Perdiz o el solomillo de cerdo ibérico a la sevillana. Obviamente, algunos platos se encuentran solo en temporada, pero siempre merece la pena dejarse caer por este Parador a eso del mediodía. No se arrepentirá. Como tampoco le pesará alojarse en verano y combatir el calor en su Piscina-Bar, que supone un verdadero oasis. Además, los niños tienen su propia piscina, y la temporada estival es aquí más amplia que en otros puntos de nuestra geografía: del 15 mayo al 15 octubre.
Calidad y conciencia medioambiental
Calidad, sí. Esa es la palabra, porque estamos hablando de un establecimiento con 4 estrellas y con las certificaciones de calidad y medioambientales más exigentes. De hecho, el Parador de Carmona es pionero en este sentido: se hacen mediciones de todo tipo: de emisiones, de ruido, se realiza una labor ejemplar de los residuos, y cada dos años se someten a una auditoría para conseguir esa certificación ambiental y de excelencia en los servicios. Igualmente, cada semana se realiza un exhaustivo análisis de las opiniones y sugerencias de los clientes.
Carmona, desde el Parador
Ni qué decir tiene que el Parador es un lugar excepcional para conocer a fondo la ciudad de Carmona, con toda su riqueza patrimonial. Y desde aquí se puede contratar un servicio de visitas guiadas con audioguía y un microbús: éste se debe a una iniciativa privada que no cobra por el servicio, sino que deja al viajero la libertad de establecer su propia propina. Este vehículo es eléctrico –más conciencia medioambiental- y dispone de hasta 14 plazas, y por sus dimensiones permite transitar las estrechas y sinuosas calles de Carmona.
Además, para quienes no tengan prisa en conocer esta ciudad desde su Parador, que sepan que en determinadas épocas del año este establecimiento oferta sus interesantes paquetes “Descubre y siente Carmona”, que consisten en dos noches de estancia con sus tres días de estancia en régimen de media pensión que incluye visitas, gastronomía, detalles en la habitación… Y todo por 100 euros por persona y día: no hay excusa para seguir participando de ese tránsito que viene recorriendo esta hermosa ciudad desde tiempo inmemorial.
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