Josetxo de Alza, autodidacta que combina la cerámica con acuarela, collage… Su inspiración se basa en una escucha activa del mensaje que la naturaleza y los materiales le aportan.
Texto y fotografías Txusa Karra
Hace más de una década, una tarde de junio me hallaba perdida por Cala Carbó (suroeste de Ibiza) cuando en un letrero cerca de la carretera vi un cartel: “ceramista”. Al fondo de una explanada había un vestigio de construcción y en ella encontré a Josetxo por primera vez. Entre el silencio, el mar y las lagartijas, pasaba este artesano sus horas -y su días- enredando en el barro, investigando las texturas, los colores y formas. Historiador, viajero y aventurero se introdujo en el mundo de la cerámica a los cuarenta y algún años, y en Ibiza encontró su lugar.
Tras varios años, Josetxo desaparece. Me imaginaba que había volado hacia la India o a cualquier lugar del mundo. No sería la primera vez que lo hiciera, según me había contado la tarde que le conocí. Pero la “nube” hace estragos y haciendo una búsqueda encontré un blog suyo, y un galerista que vendía su obra. Pensé que lo encontraría por Sant Agustí des Vedrá, pura intuición, y en efecto en la carretera que une San Josep de S`Atalaya y Sant Agustí, a mano derecha un cartel medio escondido por unos hierbajos: “Josetxo”. Allí estaba poniendo en pie una vieja construcción payesa para instalar su horno y su torno, retomando su pasión.
Josetxo es un ser especial. Su forma de entender la vida y el arte no solo la plasma en el barro. También tiene varios poemarios y ha llevado algún blog con sus pensamientos. Hablar con él es un placer, porque se percibe cómo disfruta contándote sus ideas, sus miles de pruebas, sus inquietudes estéticas. Y su cerámica está impregnada de esas búsquedas y también de esa tranquilidad que él transmite a todo lo que hace: desde las piezas más clásicas hasta sus esferas donde su principal obsesión es el color y la textura a través de una forma simple.
Si el lector viaja por Ibiza y es amante del arte, de la cerámica y de la conversación inteligente, le recomiendo que busque a este artista: “Hay momentos en los que nos dedicamos a imitar formas fantásticas y otros en los que el barro te marca la línea y hace que te metas en la pureza del material. Es como si el barro te obligara a escucharle”, afirma Josetxo.
He encontrado también en la nube algún texto suyo. Sirva éste de ejemplo:
“Siento como se cierra el diafragma del ojo, las velas que no izo, las manos que se van diluyendo desde las lunas de las uñas, los hombros refugiados en palpar de fotos pensativas; sin invierno, de golpe; me borraré tranquilo, a medio labio, en falso parpadeo, con páginas de insectos no clavados, con cajitas de peces que quisieron ser piedrecillas de hierba, que consultaron besos dormidos en el plancton, labios que no osaron tambores, aquellos que iban a ser palomas a las que fallaron las alas de la noche.”
