ENTREVISTA a EMILIO CATALÁ, Concejal de Cultura de Cuenca
“Me gustaría hacer de Cuenca una verdadera Ciudad de la Cultura”
Manuel Moraga
Especial ciudades candidatas
Históricamente aislada, esta ciudad ve en la cultura un medio natural de expresión y promoción. El ideólogo de esta propuesta es un médico, humanista, amante del arte y la contemplación estética, que ahora dirige el destino cultural de una capital que ha sabido como pocas conjugar al mismo tiempo los conceptos de tradición y vanguardia. Emilio Catalá, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Cuenca nos expone, con un sosiego apasionado, sus ideas para esta candidatura.
¿Cómo surge la iniciativa de presentar esa candidatura? ¿Y cómo andan de ilusión?
La iniciativa surge del gobierno anterior. En las elecciones de mayo del 2007 el PSOE llevaba en su programa electoral el iniciar todos lo trámites para nominar Cuenca como candidata a la Capital Europea de la Cultura del 2016. Entonces, es un proyecto que se vende personalmente por el presidente Barrera y se hace público aglutinando a todas las instituciones, es decir, Ayuntamiento, Diputación y Junta de Comunidades. Es un proyecto que se lanza como parte de la oferta y del esfuerzo de las instituciones gobernadas por el PSOE para la próxima legislatura. Pero en el Ayuntamiento se produce un vuelco y gana el PP por mayoría y entonces éste es un proyecto heredado y, siendo así, me gustaría que se mantuvieran los compromisos de apoyo institucional, sea el color que sea el que tengan los gobernantes. En principio, las relaciones nuestras son aceptables e incluso pueden calificarse como fluidas, pero me gustaría que se intensificaran y estamos esperando justamente una reunión ya definitiva con el presidente Barrera para poner todos los estudios que ya llevamos hechos, muchas horas de trabajo, mucho papel escrito, y ahora queremos darle el espaldarazo definitivo. En estos momentos está en la fase de espera con la reunión que el presidente Barrera nos ha prometido, porque desde luego, sin la participación económica fundamentalmente de la Junta y de la Caja de Ahorros de Castilla La Mancha, sería un proyecto inviable.
¿Cómo andan de ilusión?
Toda. Desde el alcalde desde este humilde concejal, la ilusión es total.
“A los 14 años me enamoré de la Brigitte Bardot de Saura”
¿Qué puede aportar Cuenca a esa capitalidad europea?
Yo creo que Cuenca parte de una gran ventaja, y es que tiene una tradición cultural impropia de una ciudad de nuestra dimensión. Cuenca es una ciudad que desde principios del siglo XX tiene ya referencias culturales importantes como Wilfredo Lam y otros artistas que ya vinieron a Cuenca en la primera mitad del siglo XX. Ni qué decir tiene que a finales de la época de los 50 Cuenca se convierte en un hervidero de pensadores y de artistas plásticos, y el máximo exponente son los creadores del grupo El Paso, donde todos se reúnen en Cuenca, donde todos compran casa en Cuenca, donde Cuenca emana la filosofía de El Paso, de dar ese paso hacia delante en una época de España en la que era difícil expresar con libertad los sentimientos y los pensamientos, sobre todo de los artistas. Esto se une a la creación del Museo de Arte Abstracto por Fernando Zóbel, traído de la mano de don Gustavo Torner, artista conquense al que admiro como artista y como persona. Torner es capaz de convencer a Zóbel de que el sitio ideal para ubicar ese gran museo de vanguardia en aquel momento –y que Zobel pensaba llevarlo a Toledo- era Cuenca. Zóbel se quedó maravillado de este museo paisajístico que tenemos aquí y se puso a su disposición las Casas Colgadas. De modo que Cuenca tiene de esa pátina cultural que está tan vinculada al arte. El Museo de Arte Abstracto fue el primero en España y tuvo una importante repercusión internacional, incluso en Nueva York. Y ese movimiento artístico debe tener una continuidad y se debe hacer un reflejo externo, se debe potenciar la ciudad porque Cuenca es una ciudad de las artes, y hay que resaltar indudablemente su historia en su relación tanto con el mundo antiguo como con el mundo contemporáneo. Hay que valorizar todos nuestros recursos patrimoniales. Y esto, además, tiene que tener una continuidad de futuro. Cuenca no puede quedarse anclada en nuestro bonito pasado, sino que tiene que tener una cohesión en toda nuestra actividad empresarial y de todos los agentes sociales relacionados con la cultura para fomentar ese diálogo y esa coordinación que haga mejorar todas las áreas competenciales culturales y turísticas dentro y fuera de Cuenca, de su provincia y de España. Además, y a pesar de ser una ciudad modesta, tenemos una belleza paisajística que emana de nuestra arquitectura tanto en el casco antiguo como de lo que es el entorno paisajístico. Y eso es algo que debemos proteger y potenciar creando una ciudad de sosiego, una ciudad de disfrute para ese turismo que muchas veces tiene que salir de las grandes ciudades porque está cansado de la vida rápida y que quieren refugiarse en un enclave culto, artístico, tranquilo, amable y un enclave bello: eso es lo que Cuenca aportar. Creo que Cuenca respira esa paz, esa tranquilidad. Por sus poros salen nuestras culturas. Tenemos nuestros pequeños museos, nuestras pequeñas fundaciones, porque además del Museo de Arte Abstracto -que es el estandarte cultural de esta ciudad- tenemos también la Fundación Antonio Saura, que desde hace unos meses y con el apoyo decidido de las instituciones y con el apoyo decidido también de los hermanos de Antonio Saura, le han dado un impulso importante para que se convierta en un foco de desarrollo cultural, que era lo que Antonio Saura quería. Tenemos la Fundación Antonio Pérez, tenemos el Museo de las Ciencias, el Museo Diocesano, la Facultad de Bellas Artes que lleva en nombre de Antonio Saura… Cuenca respira cultura… Es una ciudad que creo que puede ofrecer mucho, pero sobre todo, que puede aunar perfectamente la paz y la tranquilidad y el sosiego, con la cultura y con respirar nuestro entorno, que es dar un recreo a la vista y al espíritu cuando uno se mete en Cuenca.
“Cuenca no es una ciudad de turistas, sino de visitantes, de caminantes”
Desde fuera da la sensación de que todos esos recursos de Cuenca no son muy conocidos. Supongo que esta candidatura, llegue o no a buen puerto, siempre será una manera de proyectar esos valores hacia fuera…
Como se dice en uno de los fragmentos del Qujote, lo importante no es el final, no es la venta, sino lo que nos encontramos por el camino. Soy consciente de que Cuenca va a competir con ciudades que tienen un potencial superior económicamente, en número de habitantes, quizá en apoyo institucional, etc., pero nosotros tenemos que intentar que si finalmente no somos la ciudad elegida, tiene que quedarse en el camino una serie de beneficios para la ciudad y esos beneficios tienen que ir en forma de difundir al mundo lo que es Cuenca. Hay que hacer infraestructuras culturales, hay que hacer una programación de eventos, un plan de difusión estratégico de marketing… Esta ciudad hay que relanzarla y hay que hacerlo siendo conscientes de que no solo nuestra joya de la corona es nuestro casco histórico y nuestros entes de emanación cultural, sino que hay que darle un vuelco también a la parte baja de la ciudad, que necesita un tratamiento de choque. Hay que conferirle una personalidad propia y recuperar en lo posible espacios de paseo, de reunión de los ciudadanos, hay que dotarla de espacios culturales museísticos y urbanizar las ciudades. Las ciudades en general, y Cuenca en particular, me parecen verdaderas aberraciones en los diseños arquitectónicos en el crecimiento de las ciudades. No se propician plazas que sean amables al ciudadano, no se plantan los árboles suficientes, las entradas de las ciudades no se cuidan. Así que esto nos tiene que servir no solamente para llegar a la meta y llegar el primero, sino que en la carrera de intentar llegar a la meta tienen que quedar muchísimas cosas. Y es fundamental el esfuerzo de todos. Todos los promotores, los comerciantes, los agentes sociales, todo lo que está vinculado con la tradición y el arte tiene que converger en un mismo punto. Aquí no valen colores políticos. No vale decir que mi partido puede sacar mayor o menor rentabilidad política. Aquí hay que hacer una actuación que favorezca la llegada de otras cosas, que seamos exigentes con nosotros mismos, que seamos capaces de hacer un programa coherente. Estoy convencido de que en Cuenca será la calidad, el arte y el sosiego lo que puede hacer de cuenca una capital de la cultura. No me importa que no sea Capital de la cultura en 2016. O mejor dicho, sí que me importa, como es lógico, pero más me importa que si no somos capaces de conseguirlo, sí me importa que Cuenca sea realmente una capital de la cultura, un referente, no solo mirando al 2016, sino mirando a las siguientes generaciones, que les la obligación que tenemos los que actualmente tenemos las responsabilidades del gobierno
“Me importa que Cuenca sea realmente una capital de la cultura, un referente, no solo mirando al 2016, sino mirando a las siguientes generaciones”
Un valor de Cuenca es que esta ciudad es capaz de aunar la tradición y la vanguardia: la tradición más absoluta en su pasado y la vanguardia más rompedora, como ocurrió en su día con El Paso…
Cuenca es una ciudad de tradiciones. El conquense es muy conquense y está muy vinculado a su tierra. Es muy difícil que el conquense se desvincule. Pero también tenemos que aprender de toda esa gente que estuvo en Cuenca y marcó una época. A los 14 años yo descubrí en el Museo de Arte Abstracto lo que era esa pintura. Allí sentí el flechazo personal y me enamoré de la Brigitte Bardot de Saura… Eso, siendo maravilloso, es un museo que hasta ahora ha sido estático, y lo que hay que procurar es que todo siga creciendo. Nuestros recursos municipales son pocos, pero en mi mente tengo una gran ilusión que es crear la Ciudad de la Cultura. Cuenca tiene que tener un museo en el que se esté dando entrada a las nuevas tendencias del arte. Zóbel no hizo otra cosa que, en ese momento, tomar contacto con el arte más de vanguardia que había en ese momento, que era el informalismo y tener buen ojo y saber elegir para reunir prácticamente a todos los grandes de esa generación. Yo no me resisto a que en estos momentos podamos encontrar a gente joven, a artistas emergentes, que están comercialmente a unos precios asequibles y que son los grandes del mañana. Y ahí Cuenca tiene que tener la visión. Es muy fácil que un presidente de un equipo de fútbol fiche a Cristiano Ronaldo por 80 millones de euros. Lo que es difícil es ficharlo por 1 millón de euros cuando tiene 18 años. Y eso es lo que creo que debe hacer Cuenca: compaginar todo nuestro poso cultural del pasado con nuestro futuro. Es nuestra obligación dar a las generaciones venideras el futuro, y el futuro tiene que construirse con cosas vivas, dinámicas. Pero a mí no solo me gustaría tener ese museo nuevo para las nuevas tendencias, sino que en mi mente tengo el gran proyecto –que dudo mucho que sea capaz de sacar adelante- que es el parque temático de la cultura. Me gustaría hacer de Cuenca una verdadera Ciudad de la Cultura, en la que tendría que haber muchísimas cosas además de ese museo en el que se recoja pintura, escultura, talleres de grabado y estampación, etc. Tiene que haber sitio para las artes escénicas, la fotografía, residencias para artistas, comercios y negocios de restauración que den vida propia… Es decir, una especie de parque temático de la cultura para fomentar la oportunidad de que sea también un caladero de empleo, de pensadores, etc. Yo sé que en un municipio con los recursos tan limitados como el nuestro, es difícil. Pero mi ilusión es toda. Y muchas veces la ilusión mueve montañas.
“Me gustaría que se mantuvieran los compromisos de apoyo institucional, sea el color que sea el que tengan los gobernantes”
Como concejal de Cultura ¿Qué nos recomienda que visitemos en Cuenca?
Yo creo que Cuenca no es una ciudad de turistas, sino de visitantes, de caminantes, es una ciudad que tiene encanto. No es una ciudad para recorrerla deprisa y ver tres lugares emblemáticos. Cuenca es una ciudad para respirarla, para disfrutar de la diversidad de paisajes que ofrece, de las imágenes que vienen a nuestros ojos. Cuenca es una ciudad para venir a desconectar de la dinámica habitual de la sociedad en que vinimos. Yo solo diría que entre la hoz del Júcar y la hoz del Huécar se encuentra una concha –en castellano antiguo “conca”, que es lo que da nombre a la ciudad- que está cuajada de rincones maravillosos, de espacios culturales maravillosos y de gente maravillosa que sabe tender la mano y atender a nuestro visitante de una manera cariñosa.